y los envió por delante...
a todas las ciudades y sitios a donde ÉL había de ir...'
(Lc 10,1)

Conocer a Dios

Alejandra María Sosa Elízaga*

Conocer a Dios

¿Sabes qué es lo que asegura el éxito en una relación amorosa?

Se realizó una encuesta entre personas jóvenes, adultas y de la tercera edad que mantenían una relación estable y feliz con sus parejas, y se les preguntó cuál era su secreto para continuar juntas y dichosas después de muchos años.

La mayoría coincidió en un mismo concepto: cada uno debe poner de su parte el 100%

Parece que en este asunto la aritmética funciona de manera curiosa: si cada uno pone su 100% se tiene un 100% de posibilidades de que la relación sea un éxito. Pero si cada uno pone, por ejemplo, un 50% sólo se tiene un 50% de posibilidades de éxito.

Cada tajada que una de las partes guarde para sí y no dé a la relación, la sabotea, la afecta y disminuye en ese porcentaje la posibilidad de éxito de la relación.

El que se queda para sí, por ejemplo, un 40% está provocando que aumente en 40% la posibilidad de que la relación fracase. No importa si la otra persona pone su 100% o incluso más. Si uno se sienta a esperar que la otra parte supla lo que uno no dio se equivoca: aquí sucede lo mismo que cuando van dos personas en una canoa: tienen que remar parejo porque si sólo una lo hace, la canoa sólo da vueltas sobre sí misma y no llega a ningún lado.

Ahora bien, esto de dar el 100% se dice fácil pero no lo es. Implica realizar un esfuerzo consciente y perseverante; sobreponerse al cansancio, a la rutina, a la tentación de dejar de decir, demostrar o hacer esas pequeñas cosas que mantienen vivo el amor.

Una señora contó: ‘Cuando mi marido llega de la calle lo recibo con un abrazo, le digo que me alegro de verlo, lo hago sentir bienvenido. Y a veces cuando llega estoy ocupada o viendo la tele, y sería muy fácil caer en la tentación de darle la prioridad a lo que estoy haciendo y dejar que mi esposo quede en segundo lugar, pero no. Dejo lo que sea y voy a recibirlo. Y él hace lo mismo conmigo. Es algo muy bonito que nos encanta y marca una gran diferencia en nuestra relación.’

Un señor comentaba: ‘A veces tengo ganas de sentarme a leer, pero mi esposa quiere platicar. Pues resisto la tentación de contestarle con monosílabos mientras sigo leyendo, pospongo mi lectura y me dedico a de veras prestarle atención.’

Parecen cosas de nada, pero son las cosas pequeñas las que construyen o destruyen una relación.

Las parejas encuestadas coincidieron en que es trabajoso y exige sacrificios lograr que nunca se apague ese 'fuego' que alumbra y entibia sus corazones, pero que el feliz resultado vale la pena.

Recordaba esto al leer lo que nos propone el profeta Oseas en la Primera Lectura que se proclama en Misa este domingo (ver Os 6, 3-6): “Esforcémonos por conocer al Señor”(Os 6,3).

Cabe aclarar que en la Biblia eso de “conocer” no se entiende como sinónimo de 'le presento a fulano', 'ah, mucho gusto'. No. Conocer en lenguaje bíblico se refiere a tener una relación íntima, amorosa. (Recordemos, por ejemplo, que cuando el ángel le anunció a María que concebiría a Jesús, Ella se preguntaba cómo sería eso puesto que no conocía varón. No se refería a 'conocer' como lo entendemos ahora -era obvio que conocía a José, pues estaba comprometida con él. María se refería a que no había tenido relación íntima con ningún varón).

Así pues, cuando el profeta nos pide que conozcamos a Dios, no nos está proponiendo que nos lo 'presenten' y se nos vuelva un 'conocido' al que no nos importa volver o no a ver. El profeta nos está invitando a entablar con Dios una relación amorosa, íntima, y más aún: nos está pidiendo que nos 'esforcemos' por lograrlo.

Para responder a su propuesta nos conviene considerar e imitar eso a lo que las parejas antes mencionadas atribuyen el éxito de su relación: dar el 100%.  ¿Qué significa esto? No siempre implica que tengas que volverte monja o monje o pasar el 100% del día rezando, pero tampoco significa que puedas ponerte a esperar que Dios lo haga todo mientras tú te sientas a ver cuánto le puedes 'pichicatear'. 

Dar el 100% a Dios implica que en lo que se refiere a Él te dispongas a hacer ese esfuerzo consciente y perseverante por mantener viva la relación, a pesar de la flojera, las distracciones, las tentaciones...

Por ejemplo, que aunque sientas cansancio o tengas muchas cosas que hacer, apartes un tiempito cada día para platicarle tus cosas, leer Su Palabra, aprender a escuchar cómo te responde.

Dar el 100% a Dios implica también evitar esas cosas aparentemente pequeñas que enfrían o lastiman una relación, como dejarle en segundo plano, dedicarle sólo, como decía una antigua canción: 'el tiempo que te quede libre si te es posible'; tener desatenciones, dejarlo plantado, faltar a la cita con Él (por ejemplo el domingo en Misa), no cumplir lo que le prometes.

Dar el 100% a Dios exige abrir espacios para pasar tiempo de calidad con Él (o sea ni corre y corre, ni cabeceando) para de verdad prestarle atención; alabarlo, darle las gracias; tener detalles con Él; cumplir lo que le prometes; pedirle perdón cuando lo defraudas; hacer el esfuerzo necesario para responderle como merece; apreciar y no desperdiciar todo lo que continuamente te regala.

Si haces esto irás conociendo cada vez más al Señor, en el sentido bíblico del término, irás construyendo con Él una amistad, una relación cercana, amorosa, llena de complicidad, ternura, sentido del humor, entendimiento mutuo; solidaridad. Sabrás captar la manera íntima, personalísima como te responde a ti -no a todos, a ti- y eso te hará, más aún te mantendrá, verdaderamente feliz.

 

(Del libro de Alejandra María Sosa Elízaga “¿Te has encontrado con Jesús?”, Col. ‘Fe y vida’, vol. 2, ciclo A, Ediciones 72, México, p. 102, disponible en Amazon).

Publicado el domingo 11 de junio de 2023 en la pag web y de facebook de Ediciones 72