y los envió por delante...
a todas las ciudades y sitios a donde ÉL había de ir...'
(Lc 10,1)

Padre

Alejandra María Sosa Elízaga*

Año de la fe
Conoce, celebra, fortalece, comunica tu fe
Serie sobre el Credo:
Ficha 8

¿Por qué sabemos que Dios es Padre?

Porque Él nos lo reveló.

En el Antiguo Testamento Dios se muestra como Padre en el sentido general de Creador, dador de vida.

Es un concepto que se comprende en colectivo, Dios se da a conocer como Padre de Su pueblo elegido: “Padre me llamaréis y de Mi seguimiento no os volveréis” (Jer 3,19).

Saber que Dios es Padre nos descubre dos aspectos fundamentales acerca de Él:

Primero, que no es un Dios lejano.

Se equivoca quien cree que Dios hizo el mundo y se desentendió.

Considera esto: si a un papá cuyos hijos están pasando por dificultades, le preguntas: ‘¿cómo estás?’, jamás te responde: ‘¡muy bien, gracias!’; sino te dice: ‘mal, mi niña está enferma’, o ‘preocupado, pues mi hijo no halla empleo’.

Su paternidad le hace sentir como propios los asuntos de sus hijos, inquietarse y conmoverse por ellos.

Así también sucede con Dios Padre:

Se interesa y se conmueve por todo lo nuestro, hasta el último detalle, y no nos pierde de vista, no porque quiera tenernos ‘checaditos’ para ponernos ‘tache’ si hacemos algo malo, sino porque está atento a ver cómo puede ayudarnos.

Y cuando ve que nos tropezamos, que fallamos, que caemos, se compadece de nosotros.

Dice el salmista: “Como un padre siente ternura por sus hijos, siente el Señor ternura por Sus fieles, se acuerda de que somos barro” (Sal 103, 13).
 
El segundo aspecto que descubrimos de Dios como Padre es que no es uno de esos papás que nunca están en casa, que no saben lo que sucede con sus hijos y para compensar sus ausencias les regalan y conceden todo lo que éstos quieren, hasta volverlos ‘juniors’ buenos para nada.

Dios Padre está siempre al tanto de lo que nos pasa y nos conoce bien, y como todo buen papá, es educador, pedagogo, formador; nos va guiando, moldeando, puliendo para hacer surgir lo mejor de nosotros y ayudarnos a superar lo malo; no teme reprendernos cuando hace falta (ver Prov 3,12), y no nos echa a perder dándonos todo lo que se nos ocurre pedirle.

Que Dios sea nuestro Padre nos da la certeza de saber que interviene en nuestra vida para bien (aunque no siempre sepamos reconocerlo ni agradecerlo), y sólo nos da, concede y permite lo que conviene para nuestra salvación.

En el Nuevo Testamento el concepto de Dios Padre adquirió una nueva dimensión, desde que Jesús enseñó a Sus discípulos a llamar ‘Padre’ a Dios, usando la palabra ‘Abbá’ que es una especie de balbuceo con el que un niño pequeño, que apenas está aprendiendo a hablar, se dirige a su papá: abbá, abbá, abbá (podría traducirse como: ‘pa’ o ‘papi’).

Antes de Jesús nadie se había atrevido a dirigirse a Dios Padre con tanta familiaridad, hubiera sido considerado irrespetuoso.

¿Por qué lo propuso Jesús?

Desde luego porque Él mismo se dirigía o refería así a Dios (en los cuatro Evangelios hay ciento setenta ejemplos de ello), y también porque esta palabra expresa a la perfección cómo quiere que nos relacionemos con Dios: como niños pequeños, para los cuales su papá es lo máximo, el que les explica el mundo, el que los cuida y protege, el que indica lo que pueden y no pueden hacer, el que admiran, el modelo que quieren seguir cuando sean grandes, al que aman y en el que confían de todo corazón.

Y cabe hacer notar que Jesús no sólo nos enseñó a llamar ‘Padre’ a Dios, sino que realmente ¡nos introdujo a Su familia!: nos envió el Espíritu Santo, que recibimos en el Bautismo y que nos hace hijos adoptivos del Padre (ver Gal 4, 4-7).

Así pues, cuando en el Credo proclamamos nuestra fe en un solo Dios, Padre, también proclamamos nuestro gozo y gratitud de saber que no sólo somos barro en manos del Alfarero que nos ha creado (ver Is 64,8), sino Sus hijos amados. 

(Continuará...)

La próxima semana: ‘Todopoderoso’ ¡No te lo pierdas!

Reflexiona y comparte:

¿Qué significa para ti que Dios sea tu Padre?

 

Pregunta del Catecismo:

¿Por qué podemos invocar a Dios como Padre y acercarnos a Él con plena confianza?

Respuesta del Catecismo:

Porque Jesús nos lo ha revelado y su Espíritu Santo hace de nosotros hijos de Dios. (Compendio del Catecismo de la Iglesia Católica, # 582-583).

Lo dijo el Papa:

“Cada vez que clamamos y decimos: «¡Abba, Padre!» es la Iglesia, toda la comunión de los hombres en oración, la que sostiene nuestra invocación, y nuestra invocación es invocación de la Iglesia...

La oración guiada por el Espíritu Santo, que nos hace decir «¡Abba, Padre!» con Cristo y en Cristo, nos inserta en el único gran mosaico de la familia de Dios, en el que cada uno tiene un puesto y un papel importante, en profunda unidad con el todo.”  (Benedicto XVI, Audiencia general, 23 mayo 2012).

*Publicado el domingo 25 de noviembre de 2012 en 'Desde la Fe', Semanario de la Arquidiócesis de México, año XVI, n.822, p.4. 
También en la pag web de 'Desde la Fe' (www.desdelafe.mx) y en la del Sistema Informativo de la Arquidiócesis de México (www.siame.com.mx
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