y los envió por delante...
a todas las ciudades y sitios a donde ÉL había de ir...'
(Lc 10,1)

Siete razones para encomendarnos a María

Alejandra María Sosa Elízaga*

Siete razones para encomendarnos a María

¿Por qué los católicos nos encomendamos a la Virgen María? 
Tenemos, entre otras muchas, estas siete poderosas razones:

1. María es Madre de Jesucristo.
Lo dice en la Biblia (ver Mt 1,16.18;2,11; Lc 1, 42-43). Si somos seguidores del Señor, y Él nos pide ‘honrarás a tu padre y a tu madre’, estamos llamados también a honrar a Su Madre.

2. María vive en el cielo, al lado de su Hijo.
Dice el Salmo: “No permitirás que tu fiel sufra la corrupción”. Y ¿quién fue más fiel que María, que dio el sí a Dios y lo sostuvo toda su vida? Por ello los católicos creemos que Jesús no permitió que Su Madre sufriera la corrupción del sepulcro, por lo que, al término de su vida mortal, María fue asunta al cielo en cuerpo y alma, y vive en el cielo junto a su Hijo. Recordemos que Jesús mismo afirmó que “para Dios todos viven, porque no es un Dios de muertos sino de vivos” (Lc 20,38). Tenemos la certeza de que María nos mira desde el cielo, conoce nuestras necesidades y escucha nuestras súplicas.

3. María nos comprende y nos ayuda.
Como ser humano, como mujer, comprende perfectamente nuestra condición humana. Y los Evangelios la muestran siempre atenta a las necesidades de los demás y siempre dispuesta a ayudar: por ej: en cuanto se entera de que su anciana prima está embarazada, va presurosa a apoyarla (ver Lc 1, 36.39-40), y en cuanto se da cuenta de que en cierta boda faltaba el vino, avisó a Jesús (ver Jn 2,3). Podemos siempre contar con Ella.

4. María es nuestra Madre.
Desde la cruz, Jesús encomendó a María al discípulo amado (ver 19, 25-27), y en él, a todos nosotros. Y desde entonces, Ella nos acogió como Madre.

5. María intercede por nosotros.
No acudimos a Ella como si fuera diosa, nuestra devoción no es idolatría. Le pedimos, como en el Avemaría que ‘ruegue por nosotros’, a ¿quién?, a Dios.
En revelaciones y apariciones como la de la Virgen de Guadalupe, María nos ha declarado su amor maternal y ofrecido su intercesión. En la Biblia dice que “hay un solo mediador entre Dios y los hombres: Cristo Jesús” (1Tim 2,5), pero ello no quita que María pueda interceder por nosotros ante su Hijo, al igual que tú o yo podemos orar por otros, como pide la Biblia (ver St 5, 16; 1Tim 2,1).

6. María obtiene de Jesús cuanto le pide.
En el Antiguo Testamento vemos que la mujer más poderosa de un reino no era la esposa del rey (solían tener muchas), sino su madre (ver, por ej: 1Re 1). En el Evangelio vemos que también María, Madre del Rey, tiene el poder de obtener de su Hijo lo que le pide. En la boda de Caná, Jesús acepta intervenir, sólo porque Su Madre se lo pidió (ver Jn 2,6-11). San Bernardo decía: ‘Cuando María ruega, nada se le niega’.

7. María nos lleva hacia Dios.
La verdadera devoción a María, no se queda en Ella, sino nos conduce hacia Dios. María no quiere nada para sí, Ella nos presenta a Jesús y siempre nos pide: “hagan lo que Él les diga” (Jn 2,5). Acercarnos a Ella es acercarnos a Él, amarla para amarlo a Él.

Tres recomendaciones para aprovechar este mes de mayo, dedicado a María:
1. Curso sobre María. ‘Conocerla mejor, para amarla más’, gratuito, en internet, en esta dirección: www.ediciones72.com/curso_Maria.php

2. El St Paul Center (centro san Pablo) del estupendo teólogo Scott Hahn produjo una serie de excelentes videos llamados ‘The Bible and Mary’ (La Biblia y María). Cada uno dura media hora y son en verdad extraordinarios, no te los puedes perder. Durante mayo puedes disfrutarlos gratuitamente en internet, tanto en inglés como en español, registrándote en:  https://stpaulcenter.com

3. Lee ‘Tratado de la Verdadera Devoción a la Santísima Virgen’, de san Luis María Grignion de Montfort, y haz la consagración a María que él propone.

Publicado el 7 de mayo de 2017 en la pag 2 de ‘Desde la Fe’, Semanario de la Arquidiócesis de México, y en las pags web y de facebook de ‘Desde la Fe’, de SIAME (Sistema Informativo de la Arquidiócesis de México), y en la de Ediciones 72.