4 cosas que considerar en Navidad
Alejandra María Sosa Elízaga*
1. No hay oferta de 2 x 1
En domingo hay que ir a Misa y el 25 de diciembre hay que ir a Misa (son Misas ‘de precepto’, antes llamadas ‘de obligación’). Este año el 24 de diciembre es domingo y ese domingo por la noche se comienza a celebrar la Misa de Navidad.
Mucha gente se pregunta si puede hacer un ‘2 x 1’ e ir a una sola Misa, el domingo por la noche, que valga como Misa de domingo y como Misa de Navidad. La respuesta es: no. Hay que ir a la Misa del Cuarto Domingo de Adviento, a la cual se puede asistir desde el sábado por la tarde, o el domingo, desde la mañana hasta el mediodía. Y aparte hay que asistir a la Misa de Navidad, a la cual se puede acudir desde el domingo por la tarde, o el lunes, desde la mañana hasta la noche.
Y lo mismo sucederá con la Misa del domingo 31 de diciembre y la Misa de la Solemnidad de Santa María, Madre de Dios, el 1 de enero. Hay que ir a ambas.
No busquemos el modo de ahorrarnos Misas, ¡gocemos el privilegio de encontrarnos en cada una con el Señor, que viene a colmarnos de Su amor!
2. El 25 de diciembre dura ¡ocho días!
Mucha gente cree que Navidad sólo es el 25 de diciembre, y el 26 guardan los adornos, tiran el arbolito a la basura y se ponen a planear que harán en año nuevo. Pero la Navidad es algo tan grande que no cabe un día para festejarla. Por eso la Iglesia celebra la ‘octava de Navidad’: durante ocho días es como si fuera 25 de diciembre. En Misa se usan los mismos textos litúrgicos del 25.
Si la Iglesia celebra así la Navidad, ¿por qué no nosotros también? Es estupendo quitarle presión al 25, que no todo tenga que ser ese día. Por ejemplo, si miembros de la familia no pudieron estar en la cena navideña, ¡tienen toda una semana para encontrarse!, si una ama de casa no alcanzó a preparar lo que deseaba servir en Navidad, ¡tiene ocho días para cocinar con calma! Si alguien no pudo felicitar a sus amigos en Navidad, ¡está perfectamente a tiempo llamándolos durante la octava!
Generalmente son días de vacaciones, así que sería bonito planear actividades que reúnan a la familia alrededor del Nacimiento, cantar villancicos, orar, celebrar al Señor.
3. “Hay más felicidad en dar que en recibir” (Hch 20, 35)
En Navidad mucha gente se pregunta: ‘¿a dónde voy a cenar?’, ‘¿qué me voy a poner?’, ‘¿qué platillos ricos voy a disfrutar?’, ¿qué quiero que me regalen?’, ¿qué me irán a dar?’ Pone toda su atención en sí misma, y muy probablemente muchas de las respuestas a sus interrogantes la dejan insatisfecha. En cambio, si cambia de enfoque y se pregunta: ‘¿a qué persona sola puedo invitar a cenar?’, ‘¿qué ropa buena puedo regalar para que alguien estrene algo calientito en Navidad?’, ‘¿con quién puedo compartir lo que voy a cenar?’, ‘¿a quién, que no se lo espera ni puede corresponder, le puedo regalar?’, entonces comprobará que es verdad lo que dijo Jesús, que la mayor felicidad no se siente al recibir, sino al dar.
4. Jesús es la razón de la Navidad
El mundo habla de ‘felices fiestas’, cenas, brindis y regalos, para que la gente se vaya con la finta y se olvide de Jesús, pero ¡Él es la razón de celebrar la Navidad! No hay que olvidarse de celebrarlo, y además de ir a Misa; ofrecerle un regalo; arrullarlo, dedicar tiempo para leer en la Biblia los relatos de Su infancia; contemplarlo en el Nacimiento, orar y agradecerle, de corazón, que se haya encarnado para nuestra salvación.
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