y los envió por delante...
a todas las ciudades y sitios a donde ÉL había de ir...'
(Lc 10,1)

La solución

Alejandra María Sosa Elízaga*

La solución

Si revisamos las noticias cuando faltan pocos meses para las elecciones en México, en EUA y en otros países del mundo, vemos a políticos haciendo promesas que tal vez (les concedemos el beneficio de la duda) sí quieren cumplir, pero no cumplirán porque en sus planes falta siempre lo fundamental.Y tarde o temprano se darán cuenta de que su promesa de detener la violencia con más policías o represiones violentas sólo engendró más violencia. Que el narcotráfico no se acabó encarcelando narcos. Y así en todo.  Sus soluciones no solucionan nada.

Es que ignoraron (en el sentido de no saber y de no hacer caso), que sólo hay una solución, pero nadie la propone por miedo a recibir críticas y burlas.

La solución es darle Su lugar a Dios en la vida familiar, social, educativa, cultural, política.

Lo han echado fuera de todos esos ámbitos, y el resultado es el caos que estamos viviendo.

Para quienes no tienen a Dios como centro de su existencia, todo es relativo, no hay concepto del bien y del mal. Si quieren y pueden matar, matan; si quieren y pueden robar, roban; si quieren y pueden mentir, mienten.

En las familias que no se rigen por los valores del Evangelio, los esposos caen en infidelidad, promiscuidad, pornografía. Los hijos sienten un vacío existencial que los deprime y desespera y para evadirlo se drogan, se emborrachan y no pocos se suicidan.

A todos ellos no se les rescata con promesas, planes, proyectos, buenas intenciones ni represiones.

Sólo Dios puede rescatarlos. Quien lo tiene a Él, quien se sabe amado incondicionalmente por Él y llamado a amar como Él le ama, no mata, no hace el mal a nadie, es capaz de perdonar a sus enemigos porque sabe que Dios le ha perdonado y le pide que perdone. Quien vive de la mano de Dios, le encuentra sentido a su existencia, no tropieza ante las adversidades ni tiene que refugiarse en drogas o en alcohol. Quien camina con Dios le halla a su vida propósito y sentido.

Si nadie quiere matar, se acaba la violencia; si nadie se quiere drogar, se acaba el narcotráfico, y así con todos los males que nos aquejan. No basta atacar los síntomas, sino la enfermedad, lo que hay en el interior de cada ser humano.

La solución a todos los problemas no es otra que la conversión de cada corazón.

Muy simple, pero imposible cuando ser cristiano, más aún católico, es visto como signo de fanatismo, estupidez, conservadurismo, irracionalidad, algo vergonzoso que se debe esconder y si acaso practicar en lo oscurito sin que nadie se entere.

Reflexionaba en esto porque iniciamos Semana Santa. Hace mucho los patrones daban a sus empleados días libres para que éstos acudieran a los oficios del Triduo Pascual: Ahora esos días libres son considerados período vacacional.

En lugar de quedarse a cargar ‘baterías espirituales’, y salir en Pascua, la gente busca divertirse y olvidarse de Dios, aun en Semana Santa.

No es de extrañar que cuando regresan a su vida cotidiana y a los problemas que los agobian no tienen la fuerza ni la paz para enfrentarla.

En cambio, quienes acuden el Jueves Santo, saben que Jesús está Presente en la Eucaristía, por lo que pueden ir a hablar con Él y recibirlo como sustento para el camino. Quienes asisten a los oficios del Viernes Santo, tienen claro hasta qué extremo los ama Jesús, que dio la vida por ellos. Y esa certeza los sostiene. Quienes van a la Vigilia Pascual, saben que Cristo resucitó, por lo que ni el dolor ni la muerte tienen la última palabra. Todos ellos se llenan de esperanza y alegría, y su vida adquiere una nueva perspectiva.

Eso no le ocurre a quienes se marchan apresurados, a abarrotar las playas, los antros, los centros comerciales. Regresan igual o más agobiados.

Vivir sin Dios o con Dios tiene consecuencias muy distintas, tanto a nivel personal como social, incluso mundial. ¿Cuándo comprenderemos por fin que nuestras pretendidas soluciones, pequeñas o grandes, privadas o públicas, serán siempre insuficientes y limitadas, si no tomamos en cuenta a Aquel que nos creó, que nos ama, que sabe lo que nos conviene y que todo lo puede?

Los problemas provocados por ignorar a Dios nunca se resolverán ignorando a Dios.

Publicado el domingo 24 de marzo de 2024 en la pag web de Desde la Fe, de la Arquidiócesis de México, y en la pag web y de facebook de Ediciones 72