y los envió por delante...
a todas las ciudades y sitios a donde ÉL había de ir...'
(Lc 10,1)

Caminando con los santos

Alejandra María Sosa Elízaga**

Caminando con los santos

‘Oh when the saints go marching in, oh when the saints go marching in, Lord, I want to be in that number, when the saints go marching in’, (‘Oh, cuando los santos entren marchando, oh, cuando los santos entren marchando, Señor, yo quiero estar en ese número, cuando los santos entren marchando’).

Así cantaba Louis Armstrong, el famoso ‘rey del jazz’, esa no menos famosa canción que pedía poder entrar al cielo caminando con los santos.

La recordé el sábado 29 de junio, durante la peregrinación que el movimiento social católico ‘Unión de Voluntades’, organizó para agradecerle a Dios y festejar siete años de haber sido creado, así como orar por la fe y la paz en México, la integridad de la familia, el derecho a la vida, la unidad de la Iglesia Católica.

No sé a quién se le ocurrió, pero sin duda fue una feliz idea que la peregrinación estuviera presidida, acompañada, bendecida, por reliquias de numerosos santos, beatos, mártires, y venerables de México y de todo el mundo.

Gracias a la increíble generosidad de quienes se atrevieron a prestar estos tesoros, lograron reunir alrededor de ¡doscientos cincuenta reliquias!

Pusieron una gran cantidad dentro de una bella cruz de madera (podían verse a través de ventanas de vidrio en el cuerpo y los brazos de la cruz), otras se mostraban tras el cristal de un gran relicario que era transportado junto con la cruz en un vehículo, y el resto venía en relicarios llevados por diversos voluntarios que amablemente permitían que la gente fotografiara, besara y tocara las reliquias.

Me acerqué a uno de ellos, le pregunté: ‘¿De qué santo es esta reliquia?’ Me dijo: ‘de san Francisco de Sales’ ¡Que emoción! Mis lectores y alumnos conocen mi devoción por este santo al que cito a cada rato, y que es el patrono de escritores y editores católicos. ¡Qué diocidencia que fuera el primero que encontré!

Luego me le acerqué a una señora: ‘y ¿esta reliquia de quién es?’ -‘De santa Margarita María Alacoque’. ¡Mira nada más con quién me fui a topar, yo que soy archi devota del Sagrado Corazón de Jesús!

De ahí para el real, me fui encontrando con las reliquias de los mártires romanos del siglo primero (¿estaría ahí mi tocaya santa Alejandra mártir, esposa del perseguidor de cristianos Diocleciano?, quiero creer que sí); la de sn Francisco de Asís, de santa Faustina Kowalzka, del beato Juan Pablo II, de santa Teresita del Niño Jesús, de todos los santos y mártires mexicanos; incluso venía ¡un pedacito de la Sábana Santa y otro de la Tilma de san Juan Diego!

Fue realmente especial poder experimentar de ese modo tan palpable (literalmente hablando), la comunión de los santos, sabernos y sentirnos acompañados por tantos y tan magníficos hombres y mujeres cuyo ejemplo deseamos seguir y cuya intercesión solicitamos.

Al llegar a la explanada fuimos derechito al Templo Expiatorio, a donde nos recibió con los brazos abiertos Jesús Sacramentado.

Fue indescriptible la emoción de llegar a postrarnos ante Él y sentir que nos dio la bienvenida, poder contemplarlo y sabernos acogidos por Él. A mucha gente le escurrían lágrimas de alegría.

Tras un rato de oración y bellos cantos del grupo Rezzo, pasamos a casa de nuestra Madre, a la Misa concelebrada por numerosos sacerdotes y presidida por el cardenal Norberto Rivera, quien abordó en su homilía las intenciones de esta peregrinación.

Algo muy bello fue que en la Oración Universal cada petición iniciaba dando gracias, y que una fue leída por una hermana indígena en su lengua.

Cuando todo terminó como que nadie se quería ir; nos sentíamos felices de haber podido participar de este evento tan bien pensado y organizado, ejemplo de lo que se puede lograr cuando las voluntades se unen entre sí con la gracia de Dios, la protección amorosa de nuestra Madre María, y la gozosa presencia de tantos hermanos, del cielo y de la tierra, en cuya compañía continuamos rezando y caminando...

*Publicado el domingo 7 de julio de 2013 en ‘Desde la Fe’, Semanario de la Arquidiócesis de México, año XVII, n.853, p.6.
También en la pag web de ‘Desde la Fe’ (www.desdelafe.mx) y en la del Sistema Informativo de la Arquidiócesis de México (www.siame.com.mx)
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