y los envió por delante...
a todas las ciudades y sitios a donde ÉL había de ir...'
(Lc 10,1)

El cumpleaños de María

Alejandra María Sosa Elízaga**

El cumpleaños de María

¿Acostumbras festejar el cumpleaños de la Virgen María?

Es una fiesta que la Iglesia celebra cada 8 de septiembre, pero que, quién sabe por qué, la mayoría de la gente no acostumbra celebrar en casa.

¡Es hora de que eso cambie!

Considera esto: ¿cómo acostumbras festejar a una persona que cumple años?

Probablemente la felicitas, la vas a ver, le cantas las mañanitas, le llevas flores o un regalito, y tal vez incluso la invitas o aceptas su invitación a reunirte con ella y compartir un pastel con velitas.

Pues bien, ¡todo eso se puede hacer por María en su cumpleaños!

Felicítala. A lo largo del día dirige hacia ella tu pensamiento y exprésale tu amor.

Visítala. Asiste a Misa esa mañana (no en la tarde porque ya sería Misa dominical).

Cántale las mañanitas. Si el padre lo permite, canten las mañanitas al terminar la Misa. Si no se puede, cántale tú en casa, en familia.

Dale flores; coloca ante su imagen las más bonitas y frescas.

Regálale lo que más le gusta: que imites sus virtudes.

Este día realiza algo como lo haría ella.

Por ejemplo, visita a quien está solo o necesitado de ayuda; haz un favor; como hizo ella con su prima Isabel; o perdona a alguna persona que te haya hecho daño, como hizo ella, que no guardó rencor a quienes dejaron solo a Jesús en el Huerto y en la cruz.

Los niños pueden hacer y obsequiarle un dibujo de ella inspirado en el Ave María, el Magníficat o cualquier otra oración mariana, o en la letanía.

Reúnete con ella. Reza en familia un Rosario, y dedica cada Misterio no a pedirle algo sino a darle gracias.

Por ejemplo, como en sábado se rezan los Misterios Gozosos, en el primero pueden darle gracias por su disponibilidad ante el Señor, por haberle dicho sí a Dios.

En el segundo, que siempre está atenta a ayudar a quien lo necesita; en el tercero, que dio a luz al Salvador del mundo; en el cuarto, que a pesar de lo que le tocó padecer, se mantuvo siempre serena y firme cumpliendo la voluntad de Dios, y en el quinto que cada uno de los presentes diga en voz alta qué le agradece en especial.

Por último, reúnanse a comer o a cenar en familia; decoren la mesa en blanco y azul claro, los colores tradicionales de María; enciendan unas velas blancas y compartan la alegría de festejar el feliz día en que nació la Madre de Dios y Madre nuestra, la Virgen María.

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