y los envió por delante...
a todas las ciudades y sitios a donde ÉL había de ir...'
(Lc 10,1)

Para servirle

Alejandra María Sosa Elízaga*

Para servirle

Antiguamente, a los niños les enseñaban que cuando una persona de respeto les preguntara su nombre, luego de darlo debían añadir: ‘para servirle’, o ‘para servir a Ud.’. Era una simple fórmula de cortesía, nadie respondía: ‘¿para servirme?, pues ¡vamos a mi casa que tengo muchos quehaceres que encargarte!”.

¡Qué distinto hablar de servir cuando se trata de Dios!

En el catecismo, a la pregunta: ‘¿Para qué te creó Dios?’, se respondía: ‘Para conocerlo, amarlo y servirlo en este mundo y para ser feliz con Él para siempre en el próximo’.

Aquí si eso de ‘servirlo’ no era sólo una frase amable, sino un propósito de vida.

Por eso resulta oportuno que la Iglesia nos invite a celebrar la Solemnidad de Nuestro Señor Jesucristo, Rey del Universo. Nos recuerda que Jesús es nada menos que nuestro Rey. ¿Qué significa eso? Que a pesar de que lo conozcamos, y lo sintamos muy cercano, y lo amemos y lo consideremos nuestro Amigo, no debemos olvidar que está muy por encima de nosotros, que es nuestro Señor y estamos llamados a servirlo. ¿En qué consiste eso? Para responderlo no pensemos en los reyes modernos, figuras más bien simbólicas a las que ni sus propios paisanos hacen caso, sino en los súbditos de la antigüedad, que vivían pendientes de lo que les ordenaba su rey y se apresuraban a obedecerle en todo, sintiéndose honrados cumplir con prontitud y alegría su voluntad.

Los mártires cristeros morían exclamando: ‘¡Viva Cristo Rey!’. Hagamos nuestra esta frase, no como grito de guerra, sino como expresión de que estamos dispuestos a dar la vida por servir a Cristo, que reina en nuestro corazón.

Publicado el domingo 24 de noviembre de 2024 en la revista 'Desde la Fe', de la Arquidiócesis de México, y en la pag web y de facebook de Ediciones 72