20 Misterios en un día
Alejandra María Sosa Elízaga*
¿Alguna vez has rezado los 20 Misterios del Rosario seguidos, como se dice ‘de una sentada’, o quizá en una ‘caminada’?
Tal vez respondas: ‘¡uy, con trabajos rezo los 5 Misterios del día, y a veces en partes a lo largo de la jornada, ya parece que podría rezar los 20 de corrido!’
Es cierto que toma un poco más de tiempo, alrededor de una hora, pero no por ello lo descartes, vale mucho la pena hacerlo aunque sea de vez en cuando. Por varias razones. La primera, para honrar a María regalándole este esfuercito extra de tu parte, y tal vez ofreciéndoselo de regalo el sábado, día dedicado a Ella, o en alguna Solemnidad o fiesta mariana. La segunda es que cuando rezas los 20 Misterios contemplas toda la vida de Jesús, te da una perspectiva muy completa. Y la tercera es que así lo rezaban grandes santos, como el padre Pío, san Juan Pablo II y muchos otros (por algo sería), así que haciéndolo así estarás ¡en muy buena compañía!
Enriquece mucho el rezo del Rosario meditar en cada Misterio el texto bíblico al que se refiere, relacionarlo con tu propia vida, dialogar con Jesús y con María y luego rezar el Padre Nuestro y las diez Ave Marías. Pero si rezas los 20 Misterios seguidos hacerlo así tomaría tres horas, por lo que puedes simplificarlo así: al anunciar cada Misterio, menciona una intención particular, relacionada con el Misterio, y tenla presente mientras lo rezas. Aprovechando que inicia octubre, mes dedicado al Santo Rosario, anímate a intentarlo. Aquí tienes unas sugerencias de lo que podrías pedir a María en cada Misterio:
En los Misterios Gozosos:
1. Que te ayude a decir, como Ella, sí a Dios, buscar y cumplir Su voluntad.
2. Hay millones de desplazados en el mundo. Que ampare a viajeros, refugiados, damnificados, migrantes, deportados. Y te ayude a ir al encuentro de los demás como Ella, con Jesús. Y lo sepas reconocer en ellos, como hizo Isabel.
3. Que cese el genocidio de los no nacidos debido al aborto y fertilización in vitro.
4. Por la Iglesia, en especial por sus miembros perseguidos a causa de su fe y que arriesgan su vida ayudando a otros en desastres, guerras, epidemias.
5. Por los niños, en especial los que sufren explotación, abuso, abandono, enfermedad. Por las familias separadas. Y que no prospere cuanto atenta contra la familia.
Misterios Luminosos:
1. Por la conversión de los pecadores, en especial, alejados y no creyentes.
2. Por las personas deprimidas, desesperanzadas y quienes tienen intenciones suicidas.
3. Que te ayude a edificar el Reino de Dios con tu testimonio de caridad, fe, esperanza, perdón, verdad, justicia, solidaridad.
4. Que te ayude a tener tiempo y entendimiento para leer la Palabra de Dios, y sea fuente de consuelo para ti y para consolar a otros.
5. Que todos los cristianos reconozcan a Jesús en la Eucaristía. Y ofrece este Misterio en reparación por tantos sacrilegios y profanaciones cometidos cada día.
Misterios Dolorosos:
1. Pide por quienes sienten miedo, angustia, soledad. Que aprendan de Jesús a abandonarse confiadamente en las manos del Padre.
2. Que haya perdón y paz en cada corazón, en el mundo entero.
3. Que nadie use su creatividad o poder para el mal, para destruir, humillar, lucrar con la fe o apartar a otros de Dios y de la Iglesia.
4. Por quien carga una cruz de dolor, hambre, enfermedad, soledad, duelo, temor y desesperanza. Que sepan que el mal y la muerte no tienen la última palabra.
5. Por quienes lloran la ausencia de seres queridos, fallecidos o desaparecidos.
Misterios Gloriosos:
1. Que nadie viva o muera en pecado mortal. Y por las almas del Purgatorio, en especial las de tus seres queridos.
2. Por los jóvenes, que descubran que la fe no está reñida con la ciencia, que Dios está con ellos cada día y sólo en Él pueden hallarle sentido a su existencia.
3. Que sepas abrirte a la acción del Espíritu Santo para saber compartir tu fe con otros.
4. Que sepas amar cada día más a María y confiar en Su intercesión. Encomiéndale aquí tus propias peticiones. Y ofrécele este Misterio en reparación por las ofensas que recibe.
5. Que en tu hora final, te ampare en sus brazos y te lleve con Ella a la patria celestial.