Rosario y Coronilla: dos poderosas armas
Alejandra María Sosa Elízaga*
Si en una película de acción, el personaje bueno recibiera un arma poderosísima, especialmente diseñada para vencer a todos sus adversarios, por imponentes que fueran, sería una enorme tontería, una verdadera locura que la guardara sin usar, y se dejara aplastar, ¿no crees?
Los espectadores, sentados al borde de las butacas y con la boca llena de palomitas, se pondrían a gritar, como si los oyera: ‘¡¡¡saca el arma!,¡tonto, no te dejes derrotar!!’
Pero eso no sucede en las películas, pues los héroes nunca cometen el error de desaprovechar el arma que los puede salvar.
No ocurre en el cine, pero lamentablemente sí en la vida real.
Como católicos, tenemos a nuestra disposición dos armas muy poderosas, que recibimos nada menos que de María y de Jesús.
Me refiero al Santo Rosario y a la Coronilla de la Divina Misericordia, dos armas de oración que pueden ayudarnos eficazmente en nuestro diario combate espiritual, porque nos mueven a conversión, nos animan a edificar en nuestro mundo el Reino de Dios, a interceder por otros, a vencer toda tentación.
Dos armas que desgraciadamente mucha gente desperdicia miserablemente, alegando que le falta tiempo, que nunca se acuerda, que le da flojera, que no las sabe rezar.
En el fondo son pretextos que muestran que no se tiene conciencia de la importancia de darse tiempo (el Rosario puede tomar veinte minutos, la Coronilla cinco, ¿de veras no se tiene media hora en todo el día?), y por eso vale la pena mencionar algunas razones para hacer un hueco en nuestro horario para rezar la Coronilla y el Rosario:
El Santo Rosario fue dado por la Virgen María, a santo Domingo de Guzmán, en el año 1200. Con su rezo se han terminado sequías, pestes, guerras (de hecho, la Iglesia celebra a Nuestra Señora del Santo Rosario el 7 de octubre, conmemorando que, por rezarlo, se obtuvo la victoria en la batalla de Lepanto).
Por su rezo se han reconciliado enemigos, se han transformado situaciones que parecían irremediables. Los exorcistas aseguran que Satanás odia el Rosario porque le arrebata almas que iban a condenarse. San Juan Pablo II decía que el Rosario era su oración favorita. Lo llamaba ‘compendio del Evangelio’, porque al rezarlo meditamos en la vida de Jesús y de María. Conviene saber también que la Virgen hizo quince extraordinarias promesas para quienes recen el Rosario, entre ellas, que obtendrán su especial protección y grandes gracias; que los pecadores se convertirán, que los justos crecerán en virtud y no morirán sin el auxilio sacramental; y que sacará pronto del Purgatorio y hará gozar de gran gloria en el Cielo a las almas devotas del Rosario
Por su parte, la Coronilla de la Divina Misericordia fue dictada a santa Faustina Kowalska (a quien la Iglesia celebra este 5 de octubre), por Jesús, que prometió que al rezarla se conseguirá la paz; que quien la rece, aunque sea una sola vez en la vida, obtendrá grandes gracias y su alma no perecerá, sino gozará de Su misericordia en la hora final. Y que si se reza junto a un moribundo, recibirá su alma no como Justo Juez, sino como Salvador Misericordioso.
Desde que se difundió el Santo Rosario en el siglo XIII, todos los Papas y santos (incluidos muchos Papas santos), han amado rezarlo. Y desde que se difundió la Coronilla, también se ha extendido su devoción por todas partes.
¿Te preocupa que en el mundo las cosas anden muy mal? ¿Que haya terrorismo, violencia, desunión familiar, pobreza, confusión de valores, sufrimientos sin aparente final? ¿Quisieras que ya se terminara la pandemia? ¿Y qué estás haciendo al respecto? No pongas de pretexto que hay tanto que hacer que no puedes hacer nada. ¡Puedes hacer mucho y diario! Tienes la Coronilla y el Rosario, dos armas prodigiosas que pueden transformar las cosas, que pueden tocar corazones, hacer palanca para mover al mundo, cambiar las situaciones. ¿Vas a aprovecharlas?, ¿o, por alguna banal razón, vas a dejarlas arrumbadas en un cajón?
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Cómo rezar la Coronilla, paso a paso:
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Cómo rezar el Rosario paso a paso:
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