Que es una
Alejandra María Sosa Elízaga
Año de la fe
Conoce, celebra, fortalece, comunica tu fe
Serie sobre el Credo:
Ficha 50
Éste es uno de esos casos en los que si no se respetan las comas, lo que se dice no es lo que se debería decir.
Cuando en el Credo proclamamos “Creo en la Iglesia, que es una, santa, católica y apostólica”, hay que respetar las pausas de las comas, para que se vea que estamos mencionando cuatro características de la Iglesia, porque si decimos esta frase toda de corrido, parece que afirmamos que la Iglesia es ‘una santa’, siendo que lo primero que destaca el Credo es que la Iglesia es una.
¿Qué significa esto? ¿En qué sentido la Iglesia es ‘una’?
- Es una porque Cristo fundó una sola Iglesia
No dijo ‘sobre esta piedra edificaré mis iglesias’ sino “Mi Iglesia” (Mt 16, 18).
Él es la cabeza de la Iglesia (ver Col 1,18), y una cabeza sólo tiene un cuerpo.
- Es una en su fe y en su enseñanza
Todos los católicos compartimos la misma fe.
Los hermanos separados, aun dentro de una misma denominación, pueden creer doctrinas completamente opuestas entre sí, lo que provoca gran confusión y duda acerca de quién tiene la verdad.
En cambio el Magisterio de la Iglesia Católica enseña una misma doctrina, en concordancia con la Sagrada Escritura y la Tradición. El Catecismo de la Iglesia Católica nos conduce sin error hacia la verdad.
- Es una en su culto
Puedes, por ejemplo, ir a Misa en una parroquia en cualquier lugar del planeta, y participar aunque no sepas el idioma, porque es la misma Misa.
Y a diferencia de lo que sucede en otras iglesias, lo que se lee, se conmemora, etc. no depende del gusto del celebrante, sino está acorde al mismo ciclo litúrgico que emplea la Iglesia Católica simultáneamente en todo el mundo.
- Es una en los Sacramentos
La Iglesia tiene siete Sacramentos, signos sensibles del amor de Dios, que se realizan mediante los mismos ritos y confieren la misma gracia santificante a los católicos de todo el mundo.
Atentados contra la unidad:
A lo largo de los siglos ha habido diversos atentados contra la unidad, entre los cuales cabe destacar dos, a principios y a mediados del segundo milenio: el cisma de Oriente, que separó a la Iglesia Católica Occidental de la Iglesia Católica Oriental, y el cisma que provocó Lutero cuando se salió de la Iglesia fundada por Cristo, y fundó la suya propia, pues luego sus seguidores se salieron de la de Lutero y fundaron la suya propia, y cuando surgió un desacuerdo, otros más se salieron y fundaron sus iglesias y así hasta hoy.
Actualmente hay más de treinta mil denominaciones protestantes sólo en EUA, (más las que se acumulen esta semana), cada una de las cuales se considera la verdadera iglesia de Cristo. Pero no todas pueden serlo, porque Él fundó sólo una (ver Mt 16, 18-19).
Todas las iglesias protestantes han sido fundadas por alguien de ascendencia católica, que se separó de la Iglesia (de ahí que los llamamos ‘hermanos separados’), porque durante los primeros siglos del cristianismo, no había más que una sola Iglesia, la Católica.
Esta separación no es algo querido por Jesús. Él oró por la unidad: “Como Tú, Padre, en Mí y Yo en Ti, que ellos también sean uno en nosotros, para que el mundo crea que Tú me has enviado” (Jn 17, 21).
También se atenta contra la unidad de la Iglesia cuando un ministro, catequista, o alguien con autoridad enseña algo distinto a lo que enseña el Magisterio de la Iglesia, o cuando un ministro altera la Liturgia a su conveniencia, por ejemplo, añade o suprime frases del Misal, o introduce elementos ajenos a la celebración, pues mueve a la feligresía no a amar la Misa sino ‘su’ Misa, a seguirlo a él, no a Dios.
Decía el Papa Benedicto XVI que la Liturgia no le pertenece al que la celebra, es algo más grande que él, pertenece a la Iglesia.
La unidad de la Iglesia es importante, hay que cuidarla.
Pide san Pablo que nos empeñemos “en conservar la unidad del Espíritu con el vínculo de la paz. Un solo Cuerpo y un solo Espíritu, como una es la esperanza a la que habéis sido llamados. Un solo Señor, una sola fe, un solo bautismo, un solo Dios y Padre de todos” (Ef 4, 3-6).
Trabajemos y oremos siempre por la unidad de la Iglesia.
Para profundizar en este tema, lee el Catecismo de la Iglesia Católica: #813-822 (Continuará... ‘El Credo desglosado en el Año de la fe’)
La próxima semana: ‘Santa’
¡No te lo pierdas!
Reflexiona y comparte:
¿Qué haces a favor de la unidad de la Iglesia?
Pregunta del Catecismo:
¿Por qué decimos que la Iglesia es una?
Respuesta del Catecismo:
“La Iglesia es una porque tiene como origen y modelo la unidad de un solo Dios en la Trinidad de las Personas; como fundador y cabeza a Jesucristo, que restablece la unidad de todos los pueblos en un solo cuerpo; como alma al Espíritu Santo que une a todos los fieles en la comunión en Cristo.
La Iglesia tiene una sola fe, una sola vida sacramental, una única sucesión apostólica, una común esperanza y la misma caridad.”
(Compendio del Catecismo de la Iglesia Católica #161).
Lo dijo el Papa:
"En la Iglesia, por lo tanto, existe una variedad, una diversidad de tareas y de funciones; no existe la uniformidad plana, sino la riqueza de los dones que distribuye el Espíritu Santo.
Pero existe la comunión y la unidad: todos están en relación, unos con otros, y todos concurren a formar un único cuerpo vital, profundamente unido a Cristo.
Recordémoslo bien: ser parte de la Iglesia quiere decir estar unidos a Cristo y recibir de Él la vida divina que nos hace vivir como cristianos, quiere decir permanecer unidos al Papa y a los obispos que son instrumentos de unidad y de comunión, y quiere decir también aprender a superar personalismos y divisiones, a comprenderse más, a armonizar las variedades y las riquezas de cada uno; en una palabra, a querer más a Dios y a las personas que tenemos al lado, en la familia, la parroquia, las asociaciones.
¡Cuerpo y miembros deben estar unidos para vivir!
La unidad es superior a los conflictos, ¡siempre!
Los conflictos, si no se resuelven bien, nos separan entre nosotros, nos separan de Dios.
El conflicto puede ayudarnos a crecer, pero también puede dividirnos.
¡No vayamos por el camino de las divisiones, de las luchas entre nosotros!
Todos unidos, todos unidos con nuestras diferencias, pero unidos, siempre: este es el camino de Jesús.
La unidad es superior a los conflictos.
La unidad es una gracia que debemos pedir al Señor para que nos libre de las tentaciones de la división"
(Papa Francisco, Audiencia General del 19 de junio de 2013).
*Publicado el domingo 10 de noviembre de 2013 en ‘Desde la Fe’, Semanario de la Arquidiócesis de México, año XVII, n.871, p.4. También en la pag web de ‘Desde la Fe’ (www.desdelafe.mx) y en la del Sistema Informativo de la Arquidiócesis de México (www.siame.com.mx) Conoce los libros de esta autora, sus cursos gratuitos de Biblia, y su ingenioso juego de mesa Cambalacho, aquí en www.ediciones72.com