La palabra favorita del Papa Francisco
Alejandra María Sosa Elízaga**
¿Sabes cuál es la palabra favorita del Papa Francisco?
Sospecho que ‘misericordia’.
En su primer Ángelus la mencionó ¡diez veces! (ver AQUÍ), en su primera homilía dominical la mencionó cinco veces (ver AQUÍ), aparece en el lema de su episcopado y ahora en el de su papado.
Significativo, ¿no?
¿Por qué le gusta tanto?, ¿qué quiere decir ‘misericordia’?
Viene de dos términos: miseria y corazón.
Miseria no se refiere a la extrema falta de recursos económicos, sino a nuestra indigencia espiritual, incapacidad de amar, egoísmo, tendencia al pecado, en fin, a lo peor de nosotros mismos.
Curiosamente, aunque todos tenemos miserias, la gente suele relacionarse con nosotros esperando que no las tengamos, y cuando las descubre, se decepciona, se molesta, se aleja.
No solemos ser amados con todo y nuestras miserias.
Por eso nos resulta tan consoladora la segunda parte de la palabra misericordia: ‘corazón’, que unida a la primera significa poner el corazón en la miseria, es decir, amar aunque haya defectos, amar, como en esos paquetes de viaje: ‘con todo incluido’, incluso con lo desagradable y aun lo repulsivo.
Amar de verdad.
La sola palabra abre una esperanza, ¿es posible ser amados de esa manera?
Y la respuesta es ¡sí!, no sólo es posible, es una realidad: Dios nos ama así.
La palabra misericordia es también una de las favoritas de Dios.
La inspiró una y otra vez a los autores sagrados.
Es una de las que más aparecen en la Biblia.
Y también, en revelaciones privadas a diversos santos y santas, el Señor ha dado a conocer Su infinita misericordia.
Sin ir más lejos, este Segundo Domingo de Pascua, es conocido como ‘Domingo de la Divina Misericordia’, porque Jesús le reveló a santa Faustina Kowalska, que Él deseaba se instituyera esta fiesta para poder derramar Su misericordia a manos llenas en las almas que se abran a recibirla.
Que el único ‘recipiente’ que requiere es la confianza; que quien, estando en gracia de Dios, asista a Misa, comulgue y rece la Coronilla de la Divina Misericordia (puedes verla AQUÍ) recibirá una indulgencia plenaria como la del Bautismo.
¡Qué maravilla que tenemos un Dios misericordioso!, ¡y un Papa que predica, de palabra y de obra, la misericordia!
Pero no podemos conformarnos con recibirla.
Recordemos que Jesús es nuestro Maestro, que acostumbra dar Sus enseñanzas de la mejor manera posible: poniendo la muestra.
Nunca nos pide algo que Él no haya hecho.
Primero nos enseña cómo y luego nos anima a seguir Su ejemplo.
Recordamos en Semana Santa que lavó los pies a Sus discípulos y después los exhortó a lavárselos unos a otros; que soportó la cruz y nos invitó a ir tras de Él, cargando la nuestra; que resucitó y nos llama a vivir con Él la vida eterna.
Y en este domingo en que derrama en nosotros tan abundante e inmerecidamente Su misericordia, espera que igualmente la derramemos en los demás.
Dice el Papa Francisco que la palabra misericordia hace el mundo un poco menos frío.
El Señor ha calentado ya nuestro helado corazón con Su misericordia; ahora nos toca a nosotros no sólo disfrutar su calidez, sino irradiarla.
También en la pag web de 'Desde la Fe' (www.desdelafe.mx) y en la del Sistema Informativo de la Arquidiócesis de México (www.siame.com.mx)
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