y los envió por delante...
a todas las ciudades y sitios a donde ÉL había de ir...'
(Lc 10,1)

El Padrenuestro, guía para tu día

Alejandra María Sosa Elízaga* *

El Padrenuestro, guía para tu día

¿Acostumbrar orar un Padrenuestro al iniciar tu día?

¿Te gustaría convertir esta bella oración en programa de vida para tu jornada?

Es muy sencillo, simplemente no la recites de corrido sin pensar en lo que dices, sino ve haciendo breves pausas para interiorizar cada petición y dejar que baje de tus labios a tu corazón.

Y así, por ejemplo, al decir PADRE detente un instante a gozarte en la certeza de saber que como eres hijo, hija de Dios, Él te ama incondicionalmente e interviene siempre a tu favor, así que puedes empezar tu día poniéndote confiadamente en Sus manos.

Cuando digas NUESTRO pídele ayuda para recordar que todos somos hermanos, también esas personas con las que te vas a encontrar hoy y que te caen mal: esa vecina chismosa, ese compañero de escuela o de oficina, esa parienta difícil, esos miembros de tu comunidad que te hacen la vida difícil.

Pídele ayuda para verlos como Él los ve, comprenderlos, perdonarlos, amarlos, como Él los comprende, perdona y ama; tratarlos como te gustaría que te trataran a ti.

Al decir QUE ESTÁS EN EL CIELO siéntete bajo el amparo de la mirada amorosa de Dios Padre, que te sigue a dondequiera que vas, y vela por ti desde el cielo.

Y también ten presente que aunque Él es tu Padre y lo sientes cercano, está en el cielo, es decir, más allá de tu comprensión, así que no puedes pretender entender todo lo que permitirá hoy en tu vida, sólo puedes tener la seguridad de que lo hará por tu bien.

Cuando digas SANTIFICADO SEA TU NOMBRE pídele sensibilidad para reconocer hoy Su bondad, Su misericordia, Su santidad, y darla a conocer a aquellos con quienes te encuentres, no sólo de palabra, sino con tu testimonio, tu sonrisa, tu disponibilidad para escuchar, para comprender, para ayudar.

Al decir VENGA A NOSOTROS TU REINO recuerda que Dios espera que le ayudes hoy a edificar Su Reino con los materiales que ha puesto a tu alcance: el amor, la paciencia, la justicia, la verdad, la paz...

Así que a lo largo de tu jornada pregúntate: esto que planeo decir, hacer, dejar de decir o dejar de hacer: ¿va a edificar el Reino o mejor no lo digo, no lo hago, no dejo de decirlo, no dejo de hacerlo?

Cuando digas HÁGASE TU VOLUNTAD EN LA TIERRA COMO EN EL CIELO proponte en este día no querer que Dios haga tu voluntad, sino hacer tú la Suya.

Tienes como modelo a Jesús. Ante las decisiones que tengas que tomar, pregúntate: ‘¿qué haría Jesús si estuviera en mi lugar?’, y actúa en consecuencia.

Al decir DANOS HOY NUESTRO PAN DE CADA DÍA sé consciente de que todo lo que eres y tienes, lo has recibido gratuitamente de Dios, y has de volver constantemente a Él la mirada y tus manos extendidas, para pedirle lo que necesites hoy.

Cuando digas Y PERDONA NUESTRAS OFENSAS reconoce tu capacidad para caer, pecar, fallarle a Dios, pero reconoce también que Él está siempre dispuesto a perdonarte, y, como pide el Papa Francisco, no te canses de pedirle perdón, y si necesitas, acude ahora al Sacramento de la Confesión.

Al decir COMO NOSOTROS PERDONAMOS A LOS QUE NOS OFENDEN date cuenta de que estás condicionando el perdón de Dios al perdón que tú des a los demás. Pídele vivir esta jornada libre de resentimientos y rencor.

Cuando digas NO NOS DEJES CAER EN LA TENTACIÓN, recuerda que ‘tentación’ significa ‘prueba’.

A lo largo del día vas a vivir muchas situaciones que pondrán a prueba tu fe y tu decisión de seguir al Señor.

Sé consciente de que tus solas frágiles fuerzas no son suficientes para superar la tentación y tómate firmemente de la mano de tu Padre.

Por último, al decir Y LÍBRANOS DEL MAL no creas que se trata de una especie de fórmula mágica que garantizará que Dios te libre de toda dificultad y problema.

Se trata de pedirle sobre todo que te libre de albergar el mal en tu corazón, que te libre de preferir la tiniebla a la luz, que te libre de la incoherencia de no vivir conforme a lo que has pedido hoy en el Padrenuestro:

Que te libre de olvidar que es tu Padre y pretender buscar hoy que personas o cosas sacien tu sed de infinito.

Que te libre de desentenderte hoy de tus hermanos.

Que te libre de olvidar hoy que está siempre contigo, que vela siempre por ti.

Que te libre de pretender pedirle cuentas de lo que haga o permita hoy en tu vida.

Que te libre de desconfiar hoy de Su misericordia, de no reconocer ni dar a conocer Su amor y Su bondad.

Que te libre de quedarte de brazos cruzados y no contribuir hoy a edificar Su Reino.

Que te libre de temer o rechazar cumplir lo que te pida hoy.

Que te libre de creer que hoy no lo necesitas.

Que te libre de creer que hoy no tienes nada de qué pedirle perdón.

Que te libre de no perdonar a los que te ofendan hoy.

En suma, que te libre hoy de todo aquello que pueda apartarte de Él.

Son algunos ejemplos de lo que puedes tener en mente al rezar cada parte del Padrenuestro cuando inicias tu jornada; ya tú has de hacer tus reflexiones con tus propias palabras y desde tu propia situación.

Recuerda siempre que Jesús nos dio el Padrenuestro para vivirlo, no sólo para repetirlo.

Rézalo reflexivamente, y aprovéchalo hoy como guía para todo tu día.

*Este domingo en Misa se proclama el Evangelio según san Lucas que ofrece la versión breve del Padrenuestro (ver Lc 11, 1-13), pero quise emplear aquí la más larga, que viene en el Evangelio según san Mateo (ver Mt 5, 9-13), porque es la que estamos acostumbrados a rezar. Si quieres profundizar en este tema, lee el libro de Alejandra Ma. Sosa E. 'Para orar el Padrenuestro', Ediciones 72, sexta edición, México, 2009