3 dudas sobre el Bautismo
Alejandra María Sosa Elízaga*
1. ¿Es cierto que cualquier persona puede bautizar?
En caso de urgencia, en riesgo de muerte, cualquier persona, aunque no sea católica, puede bautizar. Solamente debe tener la intención de hacer lo que hace la Iglesia al bautizar, usar agua simple (no se permite ningún otro líquido ni fluido corporal), y derramar tres veces agua sobre la cabeza de la persona que es bautizada, mientras dice su nombre y añade: “yo te bautizo en el nombre del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo.”
Una mamá que tenía a su recién nacido grave en cuidados intensivos, pidió a la enfermera bautizar al bebé. Ésta introdujo en la incubadora la mano con un goterito y dejó caer tres gotitas en la cabeza del niño mientras pronunciaba la fórmula del Bautismo. Como el chiquito sobrevivió; sus papás lo llevaron a que un ministro ordenado completara el rito bautismal. No fue necesario repetir lo que hizo la enfermera, la Iglesia lo reconoció como válido.
2. ¿Por qué bautizar a un bebé, en lugar de esperar a que crezca y decida si desea bautizarse?
Esta pregunta se puede contestar con otra: ¿por qué vacunar a los bebés? Obviamente porque es importante que estén protegidos contra ciertas enfermedades graves que pueden contraer. Ningún pediatra aconsejaría a los papás del niño: ‘esperen a que sea grande, para que él mismo decida si quiere estar sano o padecer una de esas dolencias.’. Del mismo modo, se bautiza a los bebés para que desde el inicio de su vida tengan toda la ayuda espiritual que necesitan para salir adelante en un mundo en el que enfrentarán muchos males y tentaciones.
Por el Bautismo, les será perdonado el pecado original, ése con el que todo ser humano nace. Se convertirán en templos del Espíritu Santo, que los ayudará toda su vida, guiándolos a la Verdad, recordándoles las palabras de Jesús, intercediendo por ellos, y colmándolos de dones, virtudes y bendiciones. Recibirán la dignidad de sacerdotes, profetas y reyes. Y entrarán a formar parte de la gran familia del Padre como hijos adoptivos de Dios y hermanos de Jesús.
Bautizar a un bebé es dotarlo de la ayuda sobrenatural que requerirá para enfrentar la vida, y no coarta su libertad. Si de grande decide alejarse de la Iglesia, podrá hacerlo, nadie se lo impedirá. Pero la gracia que reciba en su Bautismo, nunca desaparecerá, y en ese caso sin duda ayudará a que valore lo que tenía, y decida regresar.
3. ¿Por qué se bautizó Jesús, si no tenía pecado?
El Catecismo de la Iglesia Católica da varias razones. Dice que Jesús quiso ser bautizado para cumplir la voluntad del Padre y para santificar el agua de nuestro Bautismo. Hace notar que cuando Jesús fue bautizado, el Espíritu Santo descendió sobre Él y se escuchó la voz del Padre, lo cual recuerda el relato de la Creación, cuando el Espíritu Santo aleteaba sobre las aguas (ver Gen 1,1ss). Ello nos habla de que el Bautismo no solamente es un signo de conversión (como era el bautismo que hacía Juan el Bautista), sino que nos hace participar de una nueva Creación, nos hace creaturas nuevas, que ‘nacemos de nuevo’ por agua y el Espíritu Santo, como hijos adoptivos del Padre. (ver C.E.C. # 535-536; 1223-1225).
También dice el Catecismo que Jesús quiso ser contado entre los pecadores que eran bautizados por Juan en el Jordán. Es conmovedor que siendo Hijo de Dios pudo haber comenzado Su ministerio público de alguna manera espectacular que apantallara a todos y no les dejara duda de Su divinidad, pero en cambio eligió formarse, anónimamente, calladamente, en la fila de los despreciados de la sociedad, de los pecadores, porque como Él mismo lo explicaría tiempo después, no vino por los sanos sino por los enfermos, vino a rescatar a los que necesitamos ser rescatados.
Es una prueba más de que Su amor por nosotros es incondicional, de que nos ama a pesar de nuestros tropezones y caídas, y a pesar de las muchas veces en que lo traicionamos, Él no se cansa de venir a nuestro encuentro y tendernos la mano.