Fijémonos...
Alejandra María Sosa Elízaga**
Publicado en 'Desde la Fe', Semanario de la Arquidiócesis de México,
Dom 26 feb 12, año XVI, no. 783, p.6
¿Te atreverías a decirle a una persona desconocida, con la que te toparas en cualquier sitio, que vas a rezar por ella?
Tal vez te daría pena o incluso miedo que lo tomara a mal.
Pues supe de una señora cuyo propósito de año nuevo fue orar diario por algún desconocido.
El primer día fijó su mirada en la cajera de una estación de autobuses, y sintió que debía decirle que oraría por ella.
Se resistió porque confiesa ser introvertida y temía parecer loca, pero sobreponiéndose se presentó, le contó su propósito de año nuevo y le dijo que ese día oraría por ella.
Ésta se puso sumamente feliz y le reveló que esa mañana estaba lamentándose con Dios, diciéndole que no había nadie en todo el mundo que rezara por ella.
La reacción de la joven animó a la señora a seguir con su propósito.
Cada día elegía al azar a alguien sin ningún método, sin razón particular, simplemente dejándose llevar por un íntimo sentimiento que le decía: “éste es”.
Y una y otra vez la sorprendió que a veces sintió que debía orar por alguna persona que realmente no parecía necesitarlo, porque se veía que tenía dinero, o parecía muy segura de sí misma, pero cuando ésta sabía que oraría por ella le confiaba que estaba viviendo algo difícil o doloroso.
Se ve que en su propósito la guió el Espíritu Santo y ella se dejó guiar.
Y así, al final del año concluyó que hay mucha gente muy necesitada de oración -aunque no parezca- y que nunca es inoportuno orar por alguien (Es River Jordan, y escribió sus experiencias en un libro: “Praying for strangers” -”Orando por desconocidos”-).
Recordé esto al leer que en su mensaje cuaresmal, el Papa Benedicto XVI tomó como lema: “Fijémonos los unos en los otros para estímulo de la caridad y las buenas obras” (Heb 10,24).
A contracorriente de un mundo en el que solemos mirarnos con indiferencia o fijarnos en otros para criticarlos o juzgarlos, el Papa nos invita a fijarnos en los demás con mirada fraterna, solidaria, compasiva, misericordiosa, que nos mueva a “desear el bien para él o para ella en todos los aspectos: físico, moral y espiritual”.
Para responder a su llamado y tomando en cuenta que durante la Cuaresma la Iglesia nos pide orar más, se me ocurría imitar el propósito de año nuevo de aquella señora, volverlo nuestro propósito cuaresmal y “fijarnos” cada día en algún desconocido para orar por él y, si es posible, hacérselo saber.
Quién sabe cuántas bendiciones se podrán obtener...