y los envió por delante...
a todas las ciudades y sitios a donde ÉL había de ir...'
(Lc 10,1)

Domingo de la Alegría

Alejandra María Sosa Elízaga*

Domingo de la Alegría

Diálogos de doña Teófila y don Dudoso

Don Dudoso. Buenas, comadrita, ¿cómo está? Aprovecho que la veo para preguntarle algo, tengo una duda.

Doña Teófila: ¡Qué tal, gusto en saludarlo! A ver, dígame.

Don Dudoso: Pues resulta que este domingo fui a Misa y el padre estaba vestido de color de rosa y nos dijeron que era el Domingo de la Alegría, ¿qué no se supone que Cuaresma es un tiempo para pensar en eso que nos dijeron el Miércoles de Ceniza, que somos polvo y al polvo volveremos?, ¿un tiempo para arrepentirnos, confesarnos, hacer pequeños sacrificios, y que el padre debe vestir de color morado?

Doña Teófila: Es que en el Cuarto Domingo de Cuaresma, llamado también Domingo Laetare, que significa ‘alegraos’, se permite que quien preside la Misa use vestiduras rosas en lugar de moradas.

Don Dudoso: Y ¿de qué nos piden que nos alegremos?

Doña Teófila: De que ya vamos a más de la mitad de la Cuaresma, ya está más cerca la Pascua.

Don Dudoso: Ah, tiene lógica, la gente se alegra de que ya no va a hacer penitencia, que puede volver a comer carne o chocolates o lo que sea que dejó durante la Cuaresma, dejar de hacer penitencia y disfrutar las vacaciones de Semana Santa.

Doña Teófila. ¡No! Esa no es la verdadera razón de la alegría. Nos alegra que se acerca el momento de celebrar lo que le da sentido a nuestra fe, que ¡Jesús nos ama tanto que murió por nosotros para rescatarnos del pecado y de la muerte!

Don Dudoso: Ah, tiene razón, eso sí que es lo principal.

Doña Teófila: Y por cierto, como vamos a medio camino de la Cuaresma, también es un buen momento para examinar cómo la estamos viviendo, en especial con relación a la oración, la limosna y la abstinencia. Por ejemplo, si no oramos nunca o casi nunca, esforzarnos por hacerlo diario; si nuestra oración es muy breve, dedicarle más tiempo; si sólo hablamos, aprender a oír a Dios; no sólo pedirle sino agradecerle, alabarlo, y no por cumplir sino de corazón.

Don Dudoso: Y ¿qué tenemos que revisar con relación a la limosna?

Doña Teófila. Dijo el Papa Francisco: ‘desconfío de la limosna que no cuesta y no duele’. Debemos examinar que no estemos conformándonos con lo que nos sobra, sino darnos: dar nuestro tiempo, nuestra atención, nuestro cariño, nuestra ayuda. Acuérdese que Jesús afirmó que “hay más felicidad en dar que en recibir” (Hch 20, 35), y san Pablo dijo que “Dios ama al que da con alegría” (2Cor 9,7).

Don Dudoso: Y sobre la abstinencia?, ¿qué es lo que hay tomar en cuenta?

Doña Teofila: Que nuestras privaciones no estén siendo ‘light’ ni tampoco exageradas; y asegurarnos de que no sólo nos ayuden a crecer espiritualmente, sino también sean de provecho para los demás, por ejemplo, lo que estamos ahorrando por no comer cierto alimento o golosina, regalarlo a una persona necesitada.

Don Dudoso: Pues ahora sí que me dejó tarea, pero creo que vale la pena para llegar bien a la Semana Santa. A su comadre y a mí nos gusta quedarnos a participar en todos los oficios y ya a la otra semana, en Pascua, sí salimos unos días de vacaciones, que al fin que en esos días todavía no hay clases, y nos llevamos a los nietos.

Doña Teófila: ¡Qué bien! Ojalá mucha gente haga como ustedes, se espere a tomar vacaciones en Pascua, y asista a los oficios en Semana Santa, que es un tiempo privilegiado  para ‘cargar pilas’ espirituales y recibir el amor y la gracia de Dios ¡a raudales!

Publicado en la pag 2 de ‘Desde la Fe’, Semanario de la Arquidiócesis de México; en las pags web y de facebook de ‘Desde la Fe’, SIAME (Sistema Informativo de la Arquidiócesis de México), y en la de Ediciones 72.