y los envió por delante...
a todas las ciudades y sitios a donde ÉL había de ir...'
(Lc 10,1)

¡Regalazos de la Divina Misericordia!

Alejandra María Sosa Elízaga**

¡Regalazos de la Divina Misericordia!

¡Ya está aquí el Segundo Domingo de Pascua, Fiesta de la Divina Misericordia!

Aprovecha dos promesas extraordinarias que Jesús hizo a santa Faustina Kowaslka:

  1. Indulgencia Plenaria
    Puedes obtener en este día el perdón de todas tus culpas, un borrón y cuenta nueva como el de tu Bautismo:
    Condiciones:
    Estar en gracia de Dios (haberte confesado), comulgar y orar por las intenciones del Papa.
    Y con total aborrecimiento de todo pecado, incluso venial, participar en algún acto de piedad en honor de la Divina Misericordia en alguna iglesia u oratorio, o rezar ante el Santísimo (expuesto o reservado en el Sagrario) un Padrenuestro y un Credo añadiendo: ‘Jesús misericordioso, confío en Ti’.
    Si por causa justa no puedes salir de casa, obtienes la indulgencia plenaria si con intención de cumplir las condiciones en cuanto te sea posible, rezas dichas oraciones ante una imagen de Jesús misericordioso. 
    Ver decreto AQUÍ.
     
  2. Misericordia a la hora de tu muerte.
    Que si rezas, aunque sea una vez en la vida, la Coronilla de la Divina Misericordia, cuando mueras Jesús no te recibirá como Justo Juez, sino que tendrá misericordia de ti. (ver diario de sta Faustina # 687).

 

Por si desconoces o has olvidado las oraciones que se rezan antes, aquí les tienes completas:

 

Coronilla de la Divina Misericordia

Inicia con la señal de la cruz:

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.


Padrenuestro

Padre nuestro, que estás en el cielo, santificado sea Tu nombre. 
Venga a nosotros Tu Reino. 
Hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo. 
Danos hoy nuestro pan de cada día. 
Perdona nuestras ofensas como nosotros perdonamos a los que nos ofenden.
No nos dejes caer en la tentación, mas líbranos del mal. 
Amén

Avemaría

Dios te salve, María, llena eres de gracia. 
El Señor es contigo. 
Bendita tú eres entre todas las mujeres, y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús. 
Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros, pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte, Amén.

Credo

Creo en Dios Padre Todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra.
Creo en Jesucristo, Su único Hijo, nuestro Señor, que fue concebido por obra y gracia del Espíritu Santo, nació de santa María Virgen, padeció bajo el poder de Poncio Pilato, fue crucificado, muerto y sepultado, descendió a los infiernos, al tercer día resucitó de entre los muertos, subió a los cielos, está sentado a la derecha de Dios, Padre Todopoderoso. Desde ahí ha de venir a juzgar a vivos y muertos.

Creo en el Espíritu Santo, la santa Iglesia Católica, la comunión de los santos, el perdón de los pecados, la resurrección de la carne y la vida eterna.

Amén.

 

En las cuentas grandes del Rosario

Padre eterno: Te ofrezco el Cuerpo y la Sangre, el alma y la divinidad de Tu amadísimo Hijo, nuestro Señor Jesucristo, como propiciación de nuestros pecados y los del mundo entero.


En cada una de las diez cuentas chicas del Rosario:

Por Su dolorosa Pasión, ten misericordia de nosotros y del mundo entero.


Al terminar las cinco decenas di tres veces:

Santo Dios, Santo fuerte, Santo e inmortal, ten misericordia de nosotros y del mundo entero.


Puedes añadir al final:

Oh, sangre y agua, que brotasteis del Sagrado Corazón de Jesús como una fuente de misericordia, en vos confío.


Al terminar haz la señal de la cruz:

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.


Cabe aclarar que aprovechar estas promesas no significa que tengas garantizada la salvación. Son ayudas de la Misericordia Divina para que quedes libre hoy de las cargas que has venido arrastrando toda tu vida, a causa de tus pecados, y puedas encaminarte con renovado brío hacia el encuentro del Señor.

En adelante debes seguir esforzándote por no echarte encima nuevas cargas...

Si quieres conocer más sobre la Divina Misericordia visita:

Santa Faustina.

Devoción a la Divina Misericordia


Doy gracias a Dios porque en este Segundo Domingo de Pascua cumplo un año más de vida, y le pido: Oh Jesús Misericordioso, concédeme que lo que piense, diga, haga y omita, sea siempre conforme a Tu misericordia infinita.

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