¿Qué tiene de malo santa Claus?
Alejandra María Sosa Elízaga*
De todos tamaños y materiales, en fachadas, negocios, oficinas y hogares, encuentra uno sta Clauses ¡hasta en la sopa! Y esta invasión suele ser vista con beneplácito por no pocos católicos, que cuando son cuestionados por su afición a este personaje, preguntan; ‘pero ¿qué tiene de malo sta Claus?’
¿Realmente lo quieren saber? He aquí diez respuestas contundentes:
1. Ha desplazado al Niño Dios
Si preguntas a los niños: ‘¿qué se celebra en Navidad?’, demasiados responden entusiasmados: ‘¡que viene santa Claus!’ Les emociona imaginarlo volando por los aires en un trineo tirado por renos, y no lo que debía emocionarles: ¡que Dios haya nacido entre nosotros!
Se habla de la ‘magia de la Navidad’, en lugar del Milagro de Navidad.
2. Se promueve en los niños el deseo de recibir regalos, no de darlos
Como Jesús nació pobre y humilde en un pesebre, habría que animar a los niños a celebrarle Su cumpleaños, socorriéndolo en los necesitados, pero sólo piensan en lo que les traerá sta Claus, en lo que van a recibir, no a compartir.
3. Se propicia el consumismo
En lugar de que la Navidad sea una celebración espiritual, los papás deben gastar (a veces hasta endeudarse), para comprar los supuestos regalos de sta Claus.
4. Es sólo para quienes tienen dinero
Sta Claus sólo ‘visita’ hijos de papás con dinero. Millones de niños amanecen en Navidad tristes, frustrados, sintiéndose no amados porque no les dio regalo.
En cambio el Nacimiento de Jesús trae alegría para “todo el mundo” (Lc 2,10).
5. Dura sólo un día
El gusto que da sta Claus dura un día. La felicidad que ofrece Jesús no tiene final.
Sta Claus desaparece durante el año, Jesús permanece.
Qué locura enseñar a los niños a preferir algo efímero e inexistente, desdeñando lo real y permanente.
6. Se propicia que los niños sean puestos en riesgo
Hay escalofriantes estadísticas de delincuentes que se disfrazan de sta Claus: desde pederastas contratados en comercios, felices de que les sienten en sus piernas a los niños, hasta ladrones y secuestradores a los que pequeños les abren la puerta o aceptan acompañarlos porque sus papás les enseñaron a confiar en quien representan.
7. Se miente
Para hacerle creer que santa Claus existe, los papás y quienes rodean a un niño, le dicen muchas mentiras.
Pero a éste le han enseñado que según la Biblia y el Catecismo de la Iglesia Católica, mentir es pecado.
Un día confrontará su incoherencia, ¿qué le responderán?, ¿que el fin justifica los medios? No para un creyente cristiano.
8. Se propicia una falsa ilusión
Muchos papás no dicen la verdad a su niño para que ‘no pierda la ilusión’, pero cuando descubra la verdad, perderá más que la ilusión, la confianza en quienes le hicieron creer en un personaje imaginario. Es abuso infantil aprovechar su ingenuidad para engañarlo.
9. Se pone en riesgo la fe de los niños
Al descubrir que han sido engañados y santa Claus no existe, muchos niños concluyen que seguramente también fueron engañados respecto a Dios, y dejan de creer en Él.
10. Se promueve hacer lo que todos hacen
Hay papás que permiten que su niño crea en sta Claus, por seguir la corriente, porque ‘todos lo hacen’. Esa nunca es buena razón. Cuando su hijo crezca y quiera drogarse o emborracharse porque ‘todos lo hacen’, ¿con qué autoridad moral podrán prohibirlo?
Hasta aquí las diez razones. Sólo queda añadir que quien defiende a sta Claus, dice que es san Nicolás, pero si eso fuera cierto, ¿por qué celebrarlo el 25 y no en su fiesta, el 6 de diciembre?
La verdad es que fue ideado para distraer la atención de lo que en Navidad es esencial, y fijarla en lo material.
Por eso, ¡es hora de decidirnos a desterrar de nuestros ambientes a este viejo barrigón, y volver la mirada al Niño Jesús, el único que verdaderamente merece nuestro amor y celebración!