'Virgencita plis', ¿devoción o desviación?
Alejandra María Sosa Elízaga**
No sólo donde venden artículos religiosos sino en centros comerciales, tiendas de autoservicio y hasta en la papelería de la esquina, abundan las calcomanías, carpetas, cuadernos y toda clase de útiles escolares que muestran una coloridísima caricatura de la Virgen de Guadalupe, al pie de la cual suelen venir frases como: ‘Virgencita dame puntería para atinar en el examen, plis’, o ‘Virgencita, consígueme galán, porfis’.
Ello causa reacciones opuestas entre los devotos guadalupanos.
Hay quien considera que es un modo muy simpático de acercar a niños y jóvenes a la Virgen de Guadalupe y hay quien siente que se le está faltando al respeto a la Madre de Dios.
¿Quién tiene la razón?
Para sacar nuestras propias conclusiones consideremos algunos aspectos positivos y negativos de este asunto:
Lo positivo. La imagen es agradable y gusta a niños y jóvenes, a quienes está dirigida.
Lo negativo. Vuelve caricatura una imagen que no es una pintura cualquiera sino un icono religioso de origen sobrenatural, en el que cada elemento tiene un significado trascendente, que en el dibujo se distorsiona o pierde.
Lo positivo. Se familiariza al niño o adolescente con la Virgen al verla en útiles que usa diario.
Lo negativo. Se convierte su imagen en artículo desechable: si aparece en un artículo que se gasta, al final se corre el riesgo de tirarla, junto con éste, a la basura.
Lo positivo. Es preferible a ciertos dibujos grotescos que se usan ahora.
Lo negativo. Se la pone a competir con los dibujos animados, los héroes y monstruos de moda. Se la trata como una más. Deja de ser la imagen de la Madre de Dios y se vuelve simplemente una muñequita de portada, como hay millones. Se banaliza el sentido de lo sagrado.
Lo positivo. Se le invita al niño o adolescente a invocarla.
Lo negativo. El diminutivo ‘Virgencita’ más que cariñoso, suena condescendiente, y unido a expresiones ‘fresas’ como ‘porfis’ o ‘plis’, hace que la petición no suene a oración sino a orden dada a una empleada tratando de caerle bien para que la realice pronto.
Se siembra en la mente del niño y adolescente que María está para cumplirle lo que le pida y no al revés.
No se le enseña a servirla ni a pedirle ayuda para amar a Jesús, perdonar ofensas, ser mejor cristiano; se le anima a manipularla, convertirla en ‘lámpara de Aladino’ que cumple caprichos y de la que busca ayuda no sólo para lo banal sino incluso para lo malo: ‘Virgencita, plis, que el profe no me cache el acordeón’.
En conclusión, para que lo negativo no le gane a lo positivo, conviene que si alguien regala a un niño o adolescente una de estas caricaturas guadalupanas, procure seguir cuatro recomendaciones:
- Que elija una imagen que no traiga nada escrito, o cuando menos que no traiga una petición frívola o inmoral.
- Que le advierta que no debe tirar dicha imagen a la basura cuando se desgaste el objeto en el que está plasmada; sino disponer de ella respetuosamente.
- Que le regale también una estampa o cuadrito que sea copia fiel de la original; que le invite a comparar ambas, le explique los detalles que faltan en el dibujo.
- Que le anime a tener verdadera devoción a la Virgen de Guadalupe, a conocer la historia de sus apariciones, a visitar la Basílica, rezar el Rosario, a amar a María de todo corazón y no sólo encomendarse a su intercesión maternal, sino ponerse a su disposición.
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