y los envió por delante...
a todas las ciudades y sitios a donde ÉL había de ir...'
(Lc 10,1)

¡Felices aniversarios!

Alejandra María Sosa Elízaga**

¡Felices aniversarios!

Una señora contó que cada año se reunía con una amiga que conocía hacía setenta años, a festejar el aniversario del día en que se conocieron.

Unos esposos platicaban que en sesenta años de matrimonio, ninguno ha olvidado celebrar su aniversario de casados.

Un amigo platicaba que cada año, en el aniversario del día en que se tituló, envía una flor a la maestra que lo impulsó a estudiar.

Mucha gente festeja sus aniversarios, y los de sus familiares y amigos. 
Nos gusta recordar y celebrar lo bueno que nos ha sucedido.
Entonces: ¿cómo es que no acostumbramos celebrar los aniversarios de los mejores días de nuestras vidas? ¡Deberíamos! ¿A qué me refiero?

A que está muy bien festejar el día en que naciste y te integraste a tu familia, pero mucho más el día en que naciste y te integraste a la gran familia de los hijos de Dios.
Es muy bueno celebrar cuando tú y tu cónyuge se casaron y comenzaron a ser uno, pero también cuando el Señor y tú se unieron y se hicieron uno, cuando por primera vez vino a ti en la Eucaristía.
Es bonito recordar con gratitud y cariño a alguien que te impulsó en la vida, pero cuánto más al que te impulsa todos los días, al Espíritu Santo que recibiste en tu Confirmación, y que te inspira, te ayuda, te ilumina sin cesar.

En otras palabras, ya que tanto nos gusta celebrar aniversarios, ¡celebremos los de los acontecimientos más importantes de nuestra existencia: nuestro Bautismo, nuestra Primera Comunión, nuestra Confirmación!

Y si alguien se pregunta cómo puede hacer para averiguar fechas que tal vez están muuuy lejanas, cabe sugerir varias alternativas: buscar en casa, tal vez en algún cajón se encuentre un documento o una estampita o invitación que se haya dado ese día; preguntar a alguien que haya asistido, si sabe cuándo fue o tal vez guardó algún recuerdito que se regaló; buscar una foto, quizá en el reverso venga la fecha (así fue como averigüé que este domingo cumplo ¡45 años de haber hecho mi Primera Comunión!), y en último caso, si de plano no se tiene la certeza de las fechas, no importa, se pueden elegir otras, el asunto es festejar. Y no hay que gastar tampoco, basta reunirse a orar para dar gracias, ir juntos a Misa, quizá comer algo especial.

En este Año de la fe, qué gran testimonio podemos dar a quienes nos rodean, si los invitamos a conmemorar con nosotros los aniversarios de los días más significativos en nuestra vida como creyentes, nuestros encuentros con el Señor, y compartimos con ellos la alegría de celebrar en nuestra vida el milagro de Su amor

*Publicado el domingo 18 de noviembre de 2012 en 'Desde la Fe', Semanario de la Arquidiócesis de México, año XVI, n.821, p. 6.
También en la pag web de 'Desde la Fe' (www.desdelafe.mx) y en la del Sistema Informativo de la Arquidiócesis de México (www.siame.com.mx)
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