Rosario Viviente
Alejandra María Sosa Elízaga**
Es impactante estar en un estadio deportivo, entre miles de gentes y saber que aquí no sucede como en el futbol donde hay aficionados de equipos rivales y puede haber pleito y lluvia de cojines y botellas de cerveza.
Aquí se respira un aire de verdadera fraternidad, tanto así que la mayoría de los asistentes llega con algún alimento no perecedero para donarlo a hermanos necesitados.
Es impresionante estar en un enorme estadio en medio de una multitud que canta y lleva el ritmo, y saber que aquí no sucede como en ciertos conciertos, donde suele haber personas que beben alcohol o se drogan y crean problemas.
Aquí todo el mundo tiene el ánimo a todo lo alto, pero la euforia viene del alma.
Estremece hallarte rodeado de individuos a los que probablemente no conoces, pero que sabes son tus hermanos y están unidos a ti no sólo porque están aquí en el mismo lugar y hora que tú, sino porque los une algo vital: son hijos del mismo Padre, hermanos de Jesús y comparten tu amor y devoción a María y tu mismo deseo de celebrar la fe con alegría.
Se trata del llamado ‘Rosario Viviente’, organizado cuidadosamente hasta el más mínimo detalle por Mons. Pedro Agustín Rivera, Capellán del Templo Expiatorio a Cristo Rey -antigua Basílica de Guadalupe- responsable de la Comisión de Eventos Evangelizadores Masivos de la Arquidiócesis de México, y su extraordinario equipo de voluntarios profesionales.
Este año el lema es: “Con la alegría del Espíritu al encuentro de las nuevas generaciones” y el desarrollo del eventos será como sigue:
La entrada será a las tres de la tarde, para comenzar en punto de las cuatro, en que se alternarán momentos de música y breves prédicas. Este año tengo el honor de dar una de ellas; la otra estará a cargo del padre Álvaro Lozano Platanoff, director de la Comisión de Cultura de la Arquidiocésis de México.
A las seis el señor Cardenal Norberto Rivera Carrera dirigirá unas palabras a los asistentes y harán su entrada las banderas de México, del Vaticano y América Latina, y las imágenes de Santa María de Guadalupe y el Señor de la Misericordia.
Se leerá un mensaje que nos enviará especialmente ¡el Papa Francisco!
Comenzará entonces el Rosario, llamado ‘viviente’ porque cada escena de cada Misterio es representada en vivo.
Resulta inolvidable estar a descampado, bajo uno de esos atardeceres espléndidos que Dios nos regala sólo en octubre, y ver cómo se van encendiendo las cuentas del Rosario inmenso sobre la cancha, y vibrar con la cadencia de las Avemarías que resuenan con igual fervor todo alrededor.
Entonces llegará el momento solemne en el que el señor Cardenal ingresará portando el Santísimo, y tendrá lugar la Hora Santa, invaluable oportunidad de gozar de la Presencia Real de Jesús en la Eucaristía, para alabarlo, adorarlo, cantarle, dialogar con Él en lo secreto de nuestro corazón, a la luz de la luna y de miles de estrellas que parecen haber bajado del cielo pero en realizad provienen de unas veladorcitas (de pilas para que no haya riesgo de incendio), que un generoso patrocinador obsequiará a los asistentes.
Es el momento culminante de un encuentro multitudinario, sí, pero también de un encuentro extraordinariamente íntimo y personal con Jesús Sacramentado, que se hace presente para que podamos contemplarlo y sabernos acogidos por Él.
Aparentemente todo termina alrededor de las ocho, pero la realidad es que no termina, apenas inicia, porque lo que aquí se viva, dejará en cada corazón una luz compartida, que seguirá encendida...
¡Ven! al Rosario Viviente, en el Estadio Azul, Calle Indiana 260, Col. Nápoles,México, D.F.
De 3pm a 8pm Entrada libre.
Trae tu Rosario, no veladoras.
Trae un alimento no perecedero para donar a los hermanos necesitados.
Puedes ponerte algo del color de la Vicaria a la que perteneces: I:blanco; II:rojo; III: amarillo; IV:naranja; V:verde; VI: azul; VII: morado; VIII: rosa.
¡No te lo puedes perder!