y los envió por delante...
a todas las ciudades y sitios a donde ÉL había de ir...'
(Lc 10,1)

¿De dónde viene tu luz?

Alejandra María Sosa Elízaga*

¿De dónde viene tu luz?

Si tu luz viene de un foco, se te acabará si éste se funde, o si hay un apagón o si te cortan el suministro eléctrico por falta de pago.

Si tu luz viene de la pantalla de tu celular, te deja ver muy poco, tan sólo lo inmediato.

Si tu luz viene de la pantalla de la televisión o el cine, te guías por engañosos claroscuros que muestran lo bueno como malo y viceversa.

Si tu luz viene de los escaparates de los almacenes te dejas deslumbrar por la falsedad de que eres lo que tienes.

Si tu luz viene del sol se te acaba de noche, si viene de la luna y las estrellas no la tienes cuando tu horizonte está nublado y menos cuando hay tormenta.

Si tu luz viene de un cerillo es efímera, si viene de una vela te dura poco.

Si tu luz viene de una fogata, se apagará cuando se consuman los leños y se ausenten los que ahora se reúnen contigo a contemplarla.

Si tu luz viene de vehículos con los que compartes las vías que transitas, pueden encandilarte y desorientarte.

Si te han dicho y te has creído que eres un ‘ser de luz’ y que tu luz proviene de ti, te engañas. Los seres humanos no tenemos luz propia. Si queremos ser luminosos, tenemos que dejarnos iluminar, y sólo hay una única luz que, a diferencia de todas las otras, alumbra de verdad y no se extingue jamás.

Proviene de Aquel que Zacarías, padre de Juan el Bautista, llamó “Sol que nace de lo alto” (Lc 1, 78), de Aquel a quien el anciano Simeón llamó “luz de las naciones” (Lc 2, 32), de Aquel del que san Juan Apóstol en el Prólogo de su Evangelio dice que “las tinieblas no la vencieron” Jn 1, 5) y que es “la luz verdadera que ilumina a todo hombre que viene a este mundo” (Jn 1, 9).

Es la de Jesús, que se llamó a Sí Mismo: “Luz del mundo”, y aseguró que quien lo siga “no caminará en la oscuridad, sino que tendrá la luz de la vida.” (Jn 8, 12)

 

Este 2 de febrero celebramos la fiesta de la ‘Presentación del Señor’, popularmente conocida como la Candelaria, en la que se recuerda cuando María y José llevaron al Niño al Templo y recibieron la profecía de Simeón (ver Lc 2, 22-40).

 

La piedad popular la celebra llevando a bendecir las imágenes del Niño Dios, pero eso no debe ser lo único. No hay que olvidar que la Iglesia propone que al inicio de la Misa haya una procesión en la que los fieles entren a la iglesia llevando velas encendidas.

Participa en esta bella liturgia y aprovecha para preguntarte: ¿de dónde viene tu luz?

¿Cómo puedes saberlo? Muy fácil: haz cuentas: ¿Cuánto tiempo dedicas a mirar la pantalla y cuánto a permitir que la Palabra de Dios sea lámpara para tus pasos, luz en tu sendero?, ¿cuánto a ir de compras en busca de algo que te haga brillar en sociedad, y cuánto a ir a Misa, a recibir el amor del Señor para poderlo irradiar?, ¿cuánto al relumbrón de las cosas de este mundo y cuánto a contemplar a Jesús, prestarle toda tu atención y dejar que Su luz te conduzca y resplandezca en tu corazón?

Publicado el domingo 28 de enero de 2024 en la pag web y de facebook de Ediciones 72