Oración sin distancia
Alejandra María Sosa Elízaga**
Si tuvieras a tu disposición una planta de energía eléctrica tan poderosa que pudiera iluminar una ciudad entera, ¿la usarías sólo para encender un foquito en tu casa?
Suena ridículo, ¿verdad?, desperdiciarla de ese modo, y sin embargo, algo muy semejante sucede todos los días, no en términos eléctricos, sino espirituales.
Tenemos a nuestra disposición un poder extraordinario, fuera de este mundo (literalmente): el poder de la oración.
Un puente que nos permite comunicarnos nada menos que con Dios, con el Todopoderoso, y solemos emplearlo sólo para favorecer a los que tenemos más cerquita, en nuestra casa, en nuestra comunidad, en nuestro país.
Pero la Iglesia a la que pertenecemos es católica (palabra que significa universal), no sólo porque está en todo el mundo, sino también porque pide por todo el mundo, así que como miembros suyos, estamos llamados a expandir nuestros horizontes y darnos cuenta de que pertenecemos a una gran familia que tiene miembros que viven muy lejos y necesitan la mejor ayuda que podemos darles: orar por ellos.
Considera, por ejemplo, estos tres casos que requieren urgentemente nuestra oración:
Hace unos días, un grupo fundamentalista islámico amparado por el estado iraquí, marcó las casas de los cristianos que viven en Mosul, Irak, y les dio 24 hrs para desalojarlas.
Y para que se viera que la amenaza iba en serio, quemó la sede del obispado católico y se apropió del antiguo monasterio de Mar Behnam, expulsando de éste a los monjes que habían vivido siempre allí.
En EUA, la Suprema Corte de Louisiana pretende obligar al padre Jeff Bayhi a que rompa el secreto de Confesión y declare en un caso.
No sólo atropellan su derecho ciudadano a la confidencialidad sino pretenden acabar con algo muy sagrado: la certeza que tenemos los católicos de que nunca se sabrá lo que hemos confesado.
Como el padre se ha negado a declarar, lo amenazan con enviarlo a prisión.
También en EUA, en la ciudad de Oklahoma, en el City Hall, se ha programado una misa satánica para el 21 de septiembre.
El arzobispo de la ciudad protestó, dijo que es un atentado contra lo más sagrado para los católicos, y también una ofensa grave para todos los cristianos.
Le contestaron que es un evento ‘educativo’ y ‘cultural’ y ¡están vendiendo boletos en su página web!
Basten estos ejemplos para comprender que, como católicos no podemos conformarnos con orar por nuestra familia de sangre, sino que debemos orar por toda nuestra familia de fe; no sólo por nuestros conocidos, sino por esos extraños de los que nos enteramos a través de las noticias, pero cuya difícil o desesperada situación requiere nuestra urgente oración.
Mantengámonos al día de lo que sucede con nuestros hermanos católicos en todo el mundo (en internet hay varias confiables páginas católicas de noticias, como la de ayuda a la Iglesia necesitada; news.va; aci prensa, etc).
Si nos acostumbramos a incluir, en nuestra oración personal, familiar y comunitaria, peticiones por necesidades específicas de las que nos enteramos, aunque pertenezcan a desconocidos que viven lejos y a los que quizá nunca vamos a conocer, fortaleceremos nuestro sentido de pertenencia a la Iglesia Católica y haremos una gran obra de misericordia.
Como católicos, tenemos hermanos de todas las razas, lenguas, condiciones culturales y económicas; aprovechemos el poder imperecedero de la oración, no sólo para iluminar nuestro reducido entorno, sino el mundo entero.