y los envió por delante...
a todas las ciudades y sitios a donde ÉL había de ir...'
(Lc 10,1)

El mejor papá del mundo

Alejandra María Sosa Elízaga* *

El mejor papá del mundo

El chamaquito no tendría ni dos años e iba caminando detrás de su papá.

Y no sólo lo seguía, lo imitaba.

Entraron juntos a la iglesia, el papá se fue directo a la pila de agua bendita, se mojó un dedo y con éste se trazó una cruz en la frente; cargó al niño y éste metió un dedito en el agua y se tocó la frente; luego el papá lo bajó y fue y se detuvo a orar ante la imagen del Sagrado Corazón de Jesús y ante la de la Virgen de Guadalupe, el niño corrió tras él y se detuvo allí, con sus manitas juntas.

Después el papá se puso de rodillas ante el Santísimo expuesto, y el niño también se arrodilló.

Entonces su papá lo atrajo hacia sí y se puso a explicarle algo, quedito al oído, señalando hacia el altar.

Me dio mucha ternura este hombre que más que con palabras, estaba enseñando a su hijo, con su ejemplo, a no tener vergüenza de vivir y demostrar su fe, amar a Dios, respetarlo, adorarlo, confiar en Él.

Lo recordé porque este domingo que pasó se celebró el día del padre, y en la plaza afuera de la parroquia se vendían muchos artículos (tarjetas, tazas, playeras, tarros), que traían esta inscripción: ‘al mejor papá del mundo’.

Mientras curioseaba por ahí vi que alguien que conozco compró uno, así que me atreví a preguntarle: ¿qué es lo que hace a un papá ‘el mejor del mundo’?

Respondió ‘¡uuuuy muchas cosas!!!’ y luego me recitó una lista que desde luego incluía el cariño, la cercanía, los consejos, y también el gran esfuerzo por darle casa, comida, escuela.

Me llamó la atención que entre sus respuestas no mencionó la cualidad más importante que un papá ha de tener para ser realmente el mejor: que conduzca a su familia hacia Dios, que le enseñe a conocerlo, amarlo, obedecerlo; que junto con su esposa se esfuerce por hacer de su hogar una iglesia doméstica en la que sus miembros oren juntos e intercedan por otros; lean la Biblia y le permitan iluminarles la vida; disfruten juntos ir a Misa, visitar al Santísimo, rezar el Rosario; se sientan orgullosos de su fe católica y de su amor a María, y vivan procurando cumplir la voluntad de Dios con devoción y alegría.

Creo que si no lo mencionó fue sin querer, y no porque no lo tuviera presente, pero conviene tenerlo en mente.

En internet circula un video titulado ‘like father like son’ (versión inglesa del dicho ‘de tal palo tal astilla’), en el que se ve a un señor que arroja por la ventanilla del coche una lata de cerveza a la calle, y su hijo arroja también su lata de refresco; el papá escupe en la calle y el hijo escupe; el papá se queda en camiseta el domingo viendo el futbol mientras se ve que su esposa va a la iglesia, y el hijo se queda también; el papá le grita a su esposa, y el niño le grita a su hermanita.

¡Qué contraste entre esas escenas y la del papá con su chiquito en la iglesia!

Queda clarísimo que como dice el dicho, ‘las palabras convencen, pero el ejemplo arrastra’, y por ello, quien quiera ser el mejor papá del mundo, necesita levantar la mirada hacia el mejor papá que hay, el Padre celestial, y pedirle que lo enseñe a cumplir, como Jesús, Su voluntad, y ponerse y poner a su familia, confiadamente, en Sus manos, para caminar unidos hacia la santidad.

Publicado en ‘Desde la Fe’, Semanario de la Arquidiócesis de México, domingo 22 de junio de 2014.