¿Por qué Jesús nos dio como Madre a María?
Alejandra María Sosa Elízaga*
‘¿Para qué quiero otra madre si ya tengo una a la que considero la mejor del mundo?’, preguntaba una persona que no entendía por qué los católicos consideramos que María, Madre de Jesús es también nuestra Madre y se resistía a aceptar que Jesús mismo nos la encomendó (ver Jn 19, 25-27). Cabe darle al menos tres respuestas:
1. Porque Jesús quiere que tengamos una Madre perfecta
Es muy lindo que alguien crea tener la mejor mamá del mundo, pero es falso. Todas las mamás son humanas y tienen defectos y pecados, por lo cual son capaces de cometer faltas. Pueden no saber dar a sus hijos amor, atención, comprensión, guía, e incluso pueden lastimarlos. Y aún cuando hay mamás realmente muy buenas, también tienen limitaciones: pueden enfermar, distraerse, ausentarse, morir.
Así que nadie en este mundo tiene realmente la mejor mamá. Pero todos la necesitamos. Por eso Jesús, que siendo Dios se procuró una Madre con todas las cualidades posibles y sin defectos ni faltas, no hizo como esos niños pequeños que se ponen a presumir de sus mamás entre sí diciendo: ‘la mía le gana a la tuya’, sino que hizo algo generosísimo: ¡nos la compartió como Madre! Quiere que en Ella hallemos amor incondicional, cercanía, ternura, sabiduría, solidaridad, comprensión, perdón, refugio, consuelo, serenidad, alegría.
Así como el Discípulo amado la llevó a vivir con él, así quiere el Señor que recibamos a nuestra Madre y la amemos, la obedezcamos y la veneremos.
2. Porque Jesús quiere que contemos con la más poderosa intercesora
Hay quien piensa que los católicos nos equivocamos al recurrir a la intercesión de María, pues debemos dirigirnos directamente a Jesús. Cabe responder que no hay por qué elegir entre ambas opciones. La Iglesia Católica nos enseña que no sólo podemos y debemos dirigir nuestra oración a Dios, sino que además contamos con la intercesión de quienes ya gozan de Su presencia en el Cielo, y entre ellos María ocupa el lugar privilegiado, a Su lado. Consideremos esto: si fuéramos a pedir un favor a un personaje muy importante, conociéramos a su mamá y ella nos ofreciera plantearle el asunto para que nos dé una respuesta favorable, ¿despreciaríamos su ayuda? ¡Claro que no! Pues tampoco debemos desaprovechar la maternal intercesión de María, a quien Jesús ama y a quien no le niega nada (recordemos lo sucedido en Caná, ver Jn 2, 1-11).
3. Porque Jesús quiere que nos mantengamos unidos.
Jesús pidió a Su Padre que todos seamos uno (ver Jn 17, 21). Desde su inicio, la Iglesia Católica se ha mantenido unida, y esto en gran parte gracias a María (ver Hch 1, 14).
Cuando fallece un papá, los hijos siguen unidos, con su mamá. Pero si ésta falta, suelen dejar de reunirse, por ej: el ‘día de la madre’, lo celebran con sus propias familias. Se van alejando. Así pasa con los hermanos separados no la reconocen como Madre. Están muy divididos (sólo en EUA hay ¡más de 40,000 denominaciones cristianas!). Oremos para que valoren la intercesión amorosa de la que es su Madre, vuelvan a su regazo y se logre el anhelo de Jesús: la unidad de los cristianos.
Que estas razones te animen a agradecer y celebrar, no sólo en 10 de mayo sino siempre, que cuentas con la mejor Mamá.