y los envió por delante...
a todas las ciudades y sitios a donde ÉL había de ir...'
(Lc 10,1)

Cuatro razones y ¡mucha razón!

Alejandra María Sosa Elízaga**

Cuatro razones y ¡mucha razón!

Me llamó la atención que unos jóvenes con los que tuve oportunidad de convivir en un evento, trajeran amarrada en la muñeca una tira de tela con un texto que promueve la castidad. Les pregunté al respecto y respondieron que todos ellos habían optado por no tener relaciones sexuales antes de casarse, y que usar esa cinta era un modo de llamar la atención para invitar a otros jóvenes a hacer lo mismo.

Al preguntarles qué los movió a tomar esa decisión tan a contracorriente de lo que promueve el mundo, me sorprendieron sus muy variadas razones, que abarcan desde el plano físico y mental hasta el moral y espiritual, y de entre ella creo que vale la pena compartirte estas cuatro:

“A mí lo que me da pavor que me peguen un VIH y me dé SIDA, o una de esas enfermedades de transmisión sexual como el virus del papiloma humano, que se contagian aunque se use condón.

Si tienes relaciones con un chavo, no sabes con quién ha estado antes, y ni modo que le pidas que se haga un análisis, te dejas llevar por el momento.

Lo malo viene después, cuando ya te contagió, y ya ¿qué haces?, ¡ni remedio!

Por eso para mí lo mejor es la abstinencia sexual, ahí sí vas a la segura”. (Beatriz L.).

“Me di cuenta de que puedes tener buen sexo con chavas con las que fuera de eso no tienes nada.

Es fácil apasionarse por una chava con la que sólo funciona esa parte de la relación y no te importa que lo demás no, no lo ves porque la atracción física está gruesa, pero llega un momento en el que te das cuenta de que el resto del tiempo no tienes ni de qué hablar con ella, nada en común, y te da pena tronar y que arme un pancho, todo se complica.

El sexo mete ruido, hace que una relación parezca buena cuando no lo es.

La abstinencia es súper difícil porque todo mundo quiere sexo, pero vale la pena por respeto a la chava y para conocer realmente con quién andas”. (Ernesto S.).

“Mi prima quedó embarazada; su galán le salió con que quién sabe si era suyo y que lo abortara.

Una amiga la acompañó a un centro, le pusieron un aparato con el que oyó latir el corazón del bebé y ya no se atrevió a abortarlo, pero ya no pudo terminar el semestre, terminó con el chavo, no lograba conseguir chamba, la verdad si no hubiera tenido relaciones no se hubiera metido en tanta bronca.

Por eso pienso que es mejor la abstinencia porque ningún método es seguro, el condón se puede romper, los anticonceptivos pueden fallar y dañar, y todos los demás métodos tienen fallos, así que la verdad lo mejor es decir no al sexo y ahorrarse broncas”. (Joel F).

“A mí lo que me mueve a optar por la abstinencia es saber que tener relaciones fuera del matrimonio es pecado.

Digo, tienes que ser coherente con lo que crees.

Odio que mi mamá o mi papá digan una cosa y hagan otra, yo no quiero ser así.

Por eso si soy católica y voy a Misa y creo en Dios y Él pide que el sexo se reserve para el matrimonio, no me queda otra.

No es opcional, ni cosa de gustos, sino de principios, así lo veo.

Lo pide Dios, lo pide la Iglesia, obedeces y punto.” (Sara D.).

Publicado en ‘Desde la Fe’, Semanario de la Arquidiócesis de México, domingo 25 de mayo de 2014.