Cuatro regalos para María
Alejandra María Sosa Elízaga**
Mal recortado, peor iluminado con crayolas o plumones de colores que tal vez ni combinan, con pegostes de engrudo y partes que no acabaron de adherirse o embonar bien, está muuuuy lejos de ser perfecto, y sin embargo, ese trabajito manual que un niño o niña le da a su mamá el 10 de mayo vale para ella infinitamente más que el mejor obsequio comprado, porque ella capta y valora, por encima del costo material, el esfuerzo y tiempo invertidos allí, el cariño y el deseo de agradarle.
Al ir vaciando el cajón de la cómoda de mi mamá, fallecida hace poco más de un año, se me hizo un nudo en la garganta el ver que todavía conservaba una cajita de cerillos que fue el regalito que hicimos en el kinder para el día de las madres ¡hace casi medio siglo! (ve la foto).
¡Sólo una madre es capaz de atesorar algo así!
Por eso ahora que inicia el mes de mayo, mes dedicado a nuestra Madre María, aprovechemos para regalarle algo hecho por nosotros mismos, algo que involucre nuestro esfuerzo, nuestro tiempo, nuestro cariño y deseo de agradarle.
¿Qué le podemos dar que tenga esas características?
Podemos hallar respuesta si consideramos que algo que gusta mucho a las mamás es que sus hijos sigan sus buenos ejemplos.
Tomando eso en cuenta, podemos darle a María cuatro regalos, uno por cada semana del mes de mayo, cada uno inspirado en el ejemplo de María.
Primera semana de mayo: Decirle sí a Dios (lee Lc 1, 38)
María dijo sí al plan de salvación de Dios. Amoldó su vida a la voluntad de Dios.
Regalémosle esta semana imitarla diciéndole sí a Dios en algo que sabemos que nos ha estado pidiendo: quizá dar o pedir perdón; quizá hacer un favor; quizá aceptar con paz una situación que nos ha puesto de malas...
Segunda semana de mayo: Llevar a Jesús a los demás (lee Lc 1, 39-42)
Llevando a Jesús en su seno, María fue presurosa a ayudar a su prima Isabel.
Movida por su compasión y deseo de servir, hizo el primer viaje misionero de la historia.
Regalémosle esta semana imitarla yendo a ver a alguien que esté en cama o en casa por enfermedad o avanzada edad; para llevarle la alegría de la presencia de Dios; compartir con alguien un mensaje de amor y esperanza de la Palabra.
Tercera semana de mayo: Reconocer y alabar las maravillas de Dios (lee Lc 1, 46-55).
En esa bellísima oración que conocemos como ‘Magníficat’, María expresa su aprecio, gratitud y gozo por lo que Dios hace en su vida y en la de todos.
Esta semana regalémosle imitarla viviendo en clave de gratitud y alabanza, dedicando con frecuencia cada día un momento para apreciar y agradecer los favores y bendiciones de Dios.
Cuarta semana de mayo: Guardarlo todo en el corazón (lee Lc 2, 19).
Dios no le reveló a María todo lo que pasaría y lo que esperaría de ella, pero ella nunca se impacientó o desesperó por lo que no sabía o entendía.
Dice la Biblia que ella “guardaba todo en su corazón”, es decir que iba reflexionándolo, orándolo, comprendiéndolo y aceptándolo poco a poco.
Esta semana regalémosle imitarla dedicando tiempo a leer, meditar la Palabra, dejar que ilumine lo que vamos viviendo y conservar todo eso en nuestro corazón.
Si le damos estos cuatro regalos a María descubriremos que al igual que sucede con su Hijo, todo lo que le damos a Ella de corazón, nos lo multiplica en amor y bendición