y los envió por delante...
4 razones para celebrar la Resurrección
Alejandra María Sosa Elízaga*
La Resurrección de Jesús es un hecho histórico. No es una historia inventada, un mito, una leyenda, un modo de hablar para significar que ‘vive en nuestros corazones’.
¡Realmente resucitó, venció a la muerte! Estando Su Cuerpo muerto en el sepulcro, emitió una poderosa radiación que imprimió Su imagen en la sábana que lo envolvía, y ¡se esfumó!, dejándola desinflándose, intacta, pero ¡vacía!
Hay incontables referencias acerca de la Resurrección de Cristo, así como testimonios de quienes lo vieron resucitado y pudieron tocarlo, oírlo, comer y beber con Él.
La Iglesia Católica festeja la Resurrección con la mayor celebración del año litúrgico, la Solemnidad de la Pascua. ¿Por qué? Porque sin la Pascua, la Navidad sería sólo festejar que nació un personaje famoso que un día murió y se quedó muerto. Y lo mismo todas las demás celebraciones que se relacionan con Él. Serían simples fiestas para conmemorar diversas facetas de una celebridad. Pero no es así. La Resurrección lo cambia todo, en la vida de la Iglesia y en la de cada uno de nosotros en particular.
¿Por qué es relevante hoy la Resurrección y por qué hemos de celebrarla? Consideremos estas cuatro razones:
1. La Resurrección de Jesús le da credibilidad a todo lo que dijo. Hay demasiada gente en el mundo decepcionada por personas que les prometieron algo y no cumplieron. Eso no sucedió con Jesús. Él hizo la promesa más difícil de cumplir -y de creer- que alguien haya hecho jamás: que resucitaría. Y ¡cumplió! Ello nos da la certeza de que podemos creer todo lo que dijo, podemos confiar en Él, por difícil que sea lo que nos pida (amar al enemigo, perdonar, tomar la cruz de cada día y seguirlo) o por inverosímil que nos parezca (comer Su Cuerpo y beber Su Sangre para tener vida eterna), porque para Él nada es imposible y todo lo que nos pide es para bien.
2. La Resurrección de Jesús nos da la certeza de que no es un personaje del pasado que se quedó en el pasado, sino que está Vivo, y hoy y aquí nos mira, nos escucha, nos acompaña. Él prometió: “Yo estoy con vosotros todos los días hasta el fin del mundo” (Mt 28,20). Que nadie se sienta solo o abandonado: ¡Jesús está siempre con nosotros!
3. La Resurrección de Jesús nos da el grandísimo consuelo de saber que quienes murieron no se perdieron en la nada, no se los tragó un hoyo negro; que por prematura que nos parezca su muerte o por trágica e inesperada que haya sido, existe la esperanza de volverlos a encontrar. En este tiempo de pandemia en que tanta gente perdió seres queridos, y en estos días en que contemplamos las imágenes de ciudades ucranianas bombardeadas, casas y edificios multifamiliares destruidos, cadáveres tirados en las calles, duele el corazón al ver la angustia de quienes vieron destruidos sus hogares, perdieron familiares y amigos y de un día para otro se convirtieron en refugiados carentes de todo; pero también se regocija al escuchar a muchos de ellos afirmar que a pesar de la tragedia que están viviendo, conservan la fe en que Dios los ayudará a salir adelante y que los sostiene la esperanza de que un día volverán a ver y abrazar a quienes se les adelantaron en el camino, y gozar para siempre de su compañía.
4. La Resurrección de Jesús le da sentido a toda nuestra vida. Saber que de cómo vivamos aquí depende dónde pasaremos la eternidad, nos mueve a ir construyendo nuestra existencia en el amor, la bondad, la comprensión, el perdón, la solidaridad. Y cuando nos toca sufrir, saber que si sufrimos y morimos con Jesús, también resucitaremos con Él, nos permite unir nuestro sufrimiento al de Jesús para hallarle sentido redentor y vivirlo con la paz de saber que aunque sea doloroso, es pasajero, y puede contribuir a nuestra santidad y ayudarnos a alcanzar un día una vida eterna en la que todo será felicidad.
Por falta de espacio sólo se mencionan estas cuatro razones pero hay ¡muchas más!
¿Qué otras se te ocurren? ¿Por qué y cómo celebrarás tú a Jesús Resucitado?
Palabra de domingo
Cielo y tierra