4 propuestas para celebrar en familia a los santos
Alejandra María Sosa Elízaga*
Ya está aquí otra vez ese día en que la Iglesia nos invita a celebrar a los santos, y otra el mundo nos lo complica porque se nos adelanta a celebrar a diablos, brujas, vampiros, zombies y monstruos, y a hacernos creer que eso es muy divertido. No lo es.
No tiene nada de divertido disfrazar a los niños de enemigos de Dios, animarlos a posesionarse de su papel y actuar como ‘diablito’ o ‘brujita’, encaminándolos a considerar bueno lo que es malo.
Ésta es una de esas ocasiones en que los católicos tenemos que navegar a contracorriente, aunque nos critiquen, nos ataquen, nos digan exagerados y mochos.
Pero para lograrlo no basta criticar ni tampoco no participar, hay que hacer como hacían los primeros evangelizadores: ofrecer alternativas, sustituir una cosa por otra, proponer algo que hacer que sea entretenido y divertido, sino que además se preste para platicar, reflexionar y sembrar valores cristianos en el corazón de los miembros de la familia.
Aquí tienes 4 propuestas:
1. Para los niños
Consigue una receta para elaborar pan, que no sea ni dulce ni salada. Pide a cada niño que tome una bolita de masa, la alargue como culebrita y una las puntas. Se trata de hacer aureolas (halos). Que un adulto las hornee.
Mientras las disfrutan en la comida o merienda, se les explica a los niños que esos panecillos tienen la forma de las aureolas con las que son representados los santos, y que así como pueden comerse con algo dulce como mermelada o con algo salado como frijoles, así también hay santos con características distintas e incluso opuestas a otros, por ejemplo, mendigos o reyes, solteros o casados, religiosos o laicos, ricos o pobres, aislados en ermitas o que vivían en comunidades, que nunca salieron de su convento o que recorrieron el mundo. Eso significa que todos, seamos como seamos, podemos ser santos.
Esas aureolas crujientes y recién salidas del horno, pueden convertirse en un bocadito tradicional para comer en familia cada 1° de noviembre.
2. Para los adolescentes
Previamente se prepara el juego, sin que vean dicha preparación quienes van a participar. Quien lo organice, consigue una caja o bolsa y mete en ella toda clase de objetos no muy grandes (y no cortantes, nada de cuchillos o tijeras), por ejemplo: cepillo de dientes, peine, lentes, un juguetito, crayones, reloj, bolígrafo y todo lo que se le ocurra.
El juego consiste en pedir al participante que meta su mano en la bolsa o caja y sin ver, toque los objetos que hay adentro y saque uno que crea que hubiera podido pertenecerle a un santo o santa. Tiene 10 segundos.
Casi todos suelen intentar hallar un crucifijo, un Rosario, una estampita, algo que les parezca que puede ser un objeto ‘piadoso’. Con frecuencia sacan la mano vacía, diciendo que no encontraron ningún objeto que hubiera podido ser de un santo.
Entonces se les explica que ¡todos los objetos de la caja pudieron pertenecer a algún santo!, porque los santos son personas comunes, como ellos, que también se peinaban o se lavaban los dientes o usaban reloj; que no crean se la pasaban con los ojos en blanco o rezando. Es una buena oportunidad para platicar de santos y beatos, como Carlo Acutis, que iba al ‘cole’, tenía ‘compu’, era un chavo normal. Su única diferencia era que no buscaba seguirle la corriente al mundo sino agradar a Dios.
3. Para los jóvenes
Buscar juntos en internet (por ej. en: bit.ly/3EpsdI4), santos o santas de quienes nunca oyeron hablar. Eligen a alguien que les llame la atención, y entre todos disfrazan a un miembro de la familia como ese santo o santa. Luego le toman un video en el que se explica quién es y se cuenta algo de su vida. Comparten el video con familiares y amigos. De esa manera aprenderán algo acerca de santos que no conocían y contribuirán a darlos a conocer.
4. Para todos
Al terminar la jornada hacer una breve oración para encomendarse juntos a todos los santos, pidiendo les ayuden con su ejemplo e intercesión, a alcanzar también algún día, la santidad.
¡Feliz día de todos los santos!