y los envió por delante...
a todas las ciudades y sitios a donde ÉL había de ir...'
(Lc 10,1)

5 implicaciones de la Asunción de María

Alejandra María Sosa Elízaga*

5 implicaciones de la Asunción de María

Este 15 de agosto la Iglesia celebra que la Virgen María fue llevada al Cielo en cuerpo y alma. Es lo que se conoce como el dogma de la Asunción de María. ¿Por qué la Iglesia nos lo presenta como verdad que debemos creer?, ¿qué implica para nosotros?

Consideremos al menos 5 implicaciones:

1. La Iglesia nos enseña a interpretar la Biblia

Hay quien pregunta: ‘¿dónde está eso en la Biblia?’ pues cree que si la Biblia no menciona la ‘Asunción de María’, ésta no sucedió. Pero cabe recordar que al inicio del cristianismo no existía la Biblia, sólo lo que llamamos ‘Antiguo Testamento’. Las enseñanzas de Jesús se difundían de viva voz. Los Apóstoles viajaban y predicaban y así difundían la Buena Nueva. Con el tiempo escribieron las Palabras de Jesús, que eran leídas en la liturgia, lo que hoy llamamos Misa. Fue hasta el siglo IV cuando la Iglesia Católica definió en un Concilio, cuáles de esos escritos eran inspirados, y aprobó el ‘canon de la Biblia’, el conjunto de 73 libros que la forman. Empezaron a realizarse copias, hechas a mano. Eran pocas y costosas y no toda la gente podía tener una, así que la Iglesia difundía su doctrina a través de homilías, catequesis, pinturas, esculturas, etc.

Muchas enseñanzas no se escribieron, se transmitieron de boca en boca. El propio Apóstol Pablo afirmó que enseñaba oralmente y por escrito (ver 2Tes 2,15). Y hay doctrinas que se fueron desarrollando durante siglos y que no están escritas en la Biblia, pero se deducen de ella. Es el caso de la Asunción de María.

La Iglesia aplica a María textos como el Salmo 16, 10, que dice: “No dejará que tu fiel sufra la corrupción”, ¿quién hubo más fiel que Ella? También le aplica el Salmo 45, 14-16, que habla de la princesa que va entrando, bellísima, a la presencia del Rey. Y desde luego el texto del Apocalipsis que muestra en el Cielo el Arca de la Alianza, que representa a María, y enseguida la presenta a Ella como Reina con una corona de doce estrellas sobre su cabeza y dando a luz a Aquel cuyo Reino no tendrá fin (ver Ap 11, 19-12, 1-2.5).

Queda claro que no todo está escrito ‘literalmente’ en la Biblia, que hay que dejarse guiar por la interpretación de la Iglesia, a la que Jesús prometió enviar Su Espíritu Santo para conducirla a la verdad (ver Jn 14, 16-17; 16,13).

2. Jesús es Dios

Los cuatro dogmas marianos apuntan hacia Jesús, señalan una verdad fundamental sobre Él. La Asunción de María muestra la divinidad y el poder de Jesús que por amor a Aquella que lo llevó en su seno virginal, la libró de la corrupción del sepulcro y la llevó, en cuerpo y alma, con Él al Cielo.

Si personajes como Enoc y Elías fueron llevados al cielo (ver Gen 5, 24; 2Re 2, 11;), ¡con mayor razón la Madre del Señor! ¿Cómo iba a permitir Jesús que el cuerpo que lo albergó fuera devorado por los gusanos en un sepulcro? Hizo por Ella lo que todos querríamos hacer por nuestros seres queridos, pero que sólo Dios puede hacer.

3. María está viva

Hay quienes dicen que es inútil rezarle a María y a los santos porque están muertos. Pero según la Biblia, estamos rodeados de una nube de testigos (ver Heb 12, 1), y para ser testigo hay que estar vivo. Y Jesús mismo afirmó que para Dios todos viven, que es un Dios de vivos, no de muertos (ver Lc 20, 38).

María, por la gracia y el poder de Jesús, vive junto a Él en el Cielo.

4. María intercede por nosotros

Desde el Cielo María lo ve todo, sabe lo que necesitamos, y como nos ama con ternura maternal (pues cuando Jesús estaba en la cruz nos la encomendó como Madre, ver Jn 19, 25-27), ruega por nosotros ante Él. Tenemos en Ella una poderosa intercesora. Decía san Juan Bosco: “Cuando María ruega, todo se obtiene, nada se niega.”

5. María es como éramos y como seremos

María es como era el ser humano antes de la caída de Adán y Eva, y es como seremos después de la Resurrección. Es nuestro modelo a seguir y nuestra esperanza. A donde está, con Dios en el Cielo, esperamos poder llegar un día, para gozar de Él por toda la eternidad, en su dulce y santa compañía.

Publicado el domingo 15 de agosto de 2021 en la revista digital 'Desde la Fe', Semanario de la Arquidiócesis de México, y en la pag web y de facebook de Ediciones 72.