Corazón traspasado
Alejandra María Sosa Elízaga*
Una de las cosas más fascinantes que hay al leer la Sagrada Escritura, es descubrir en el Antiguo Testamento, anuncios que se refieren a Jesús, y comprobar que se cumplen, siglos después.
Un ejemplo de esto es el texto que se proclama como Primera Lectura en la Misa de este domingo (ver Zac 12, 10-11; 13,1).
Se trata de un texto del profeta Zacarías. En una parte dice:
“Esto dice el Señor:’Derramaré sobre la descendencia de David y sobre los habitantes de Jerusalén, un espíritu de piedad y compasión y ellos volverán sus ojos hacia Mí, a quien traspasaron con la lanza.”
Y más adelante:
“En aquel día brotará una fuente para la casa de David y los habitantes de Jerusalén, que los purificará de sus pecados e inmundicias.”
Resulta significativo escuchar estas palabras justo al inicio de la semana en la que celebraremos la Solemnidad del Sagrado Corazón de Jesús, en la que volveremos la mirada hacia Aquel cuyo corazón fue traspasado por una lanza.
Del corazón de Cristo muerto en la cruz brotó sangre y agua.
Viene a la mente la imagen del Señor de la Divina Misericordia, de la que Jesús reveló que lo que brota de Su corazón traspasado, como un rayo de luz pálido y otro rojo, representa la sangre y el agua: vida y justificación para las almas.
El Señor cumplió Su promesa de colmarnos de piedad, compasión y ofrecernos una fuente de misericordia y purificación.
Depende ahora de nosotros acercarnos a Él, confiada y amorosamente, a recibir ese don.