¡Feliz Navidad!
Alejandra María Sosa Elízaga**
Si hoy le dices: ¡Feliz Navidad! a alguien, probablemente pensará que es una felicitación atrasada pues la Navidad ya pasó.
Es curioso lo que sucede con Navidad.
Nos preparamos con bastante anticipación. Las tiendas empiezan a ofrecer ‘santa Clauses junto a las calacas del ‘Halloween’ (¡hacen buena pareja!).
Desde noviembre mucha gente se dedica a comprar y comprar y a planear su cena. Antes del 16 de diciembre comienzan las ‘pre-posadas’, luego las ‘posadas’, y así, de fiesta en fiesta, llegamos a la Navidad como quienes alcanzan la meta luego de haber corrido el maratón, contentos pero agotados.
Celebramos el 24 en la noche, a veces también el 25 y párale de contar.
Al parecer, mucha gente, y no pocos católicos, consideran que la Navidad consiste en hacer ‘pachanga’ por el cumpleaños de Jesús, y que, como todo cumpleaños, sólo se festeja el mismo día y ‘sanseacabó’.
El 26 se ve pasar a los camiones de basura con bolsas llenas de papeles de regalo rotos y arrugados, cajas y botellas vacías, y uno que otro pino (ya seco porque fue comprado con excesiva anticipación).
¡Paramos de celebrar demasiado pronto!
Y ello resulta tan absurdo como si a una futura mamá la festejaran durante todo el embarazo, cuando ya se acerca el parto le hicieran nueve estupendos ‘baby showers’, el día del nacimiento de su niño, sus familiares y amigos lo fueran a ver, y al día siguiente ¡todos se olvidaran de él y de ella!
¡El nacimiento de un niño no es algo a lo que se pone atención un solo día!
Y ¡mucho menos si se trata del Nacimiento del Niño Jesús!
Es algo tan grande, que la Iglesia celebra ¡ocho días! como si cada día de la semana fuera 25 de diciembre, como si el tiempo se detuviera o, mejor, pasara, como en las películas, en cámara lenta, para permitirnos no perder detalle y contemplar, saborear, disfrutar, durante toda una semana, ese momento maravilloso en el que nuestro Salvador vino a este mundo.
Y con esos ocho días, con esa ‘Octava de Navidad’, como se les conoce, inicia el llamado ‘Tiempo de Navidad’, en el que celebramos la Solemnidad de Santa María Madre de Dios, y también la Epifanía, que en México conocemos como los ‘Santos Reyes’, tiempo que culmina con la fiesta del Bautismo del Señor.
Así pues, conviene que hagamos un alto en nuestras prisas por recoger y guardar todo lo navideño, y en estos días en que todavía los niños están de vacaciones, aprovechemos para pasar un tiempo cada tarde o noche, sentados en familia o con amigos o en soledad, ante el Nacimiento, dedicados a contemplar cada vez a alguno de los personajes ahí representados, reflexionar acerca de quién era, qué papel jugó, cómo le respondió a Dios, qué podemos aprender de su ejemplo...
Es una buena manera de disponer nuestro corazón para que se cumpla lo que pedimos en la Oración Colecta que se reza en la Misa de este domingo: imitar las virtudes y los lazos de caridad que unieron a la Sagrada Familia.
Dice la Antífona de Entrada que “llegaron los pastores a toda prisa”, y sabemos que también a toda prisa se fueron. Igual los Reyes Magos, llegarán y se irán.
Mas Jesús, José y María permanecerán.
Fue su cumpleaños, pero el Niño Dios no vino sólo a apagar las velitas de un pastel y a regresarse a Su casa. El Emmanuel, vino a quedarse entre nosotros. Quedémonos también con Él.