y los envió por delante...
a todas las ciudades y sitios a donde ÉL había de ir...'
(Lc 10,1)

Lo que bien empieza...

Alejandra María Sosa Elízaga*

Lo que bien empieza...

¿Has oído esa frase quizá trillada pero indudablemente cierta: 'hoy es el primer día del resto de tu vida'?

Evoca la posibilidad no sólo de un 'borrón y cuenta nueva', de dejar lo pasado en el pasado, sino la promesa de algo mejor a partir de ahora, de un tiempo nuevo, que se extiende ante ti, como uno de esos tapetes largos largos que se van desenrollando para cubrir el pasillo central de una iglesia en una boda, para invitar a estrenarlo, a caminar por él.

Este concepto cobra nuevo sentido en el contexto de la primera frase del Evangelio que se proclama este domingo en Misa (ver Mc 1,1-8): “Principio del Evangelio de Jesucristo, Hijo de Dios” (Mc 1,1). Cuatro expresiones que vale la pena repasar por partes.

 

“Principio”

San Marcos emplea el mismo término que aparece en la primera frase del primer libro de la Biblia: “En el principio creó Dios los cielos y la tierra...la tierra era caos y confusión...y un viento de Dios aleteaba sobre las aguas” (Gen 1,1).

Parece ser que el evangelista quiere que te des cuenta de que viene a hablarte del mismo Dios que estuvo al principio, de Aquel que puede crearlo y re-crearlo todo y poner orden donde hay caos y confusión.

¿Hay caos en tu vida? quizá tu matrimonio es un desastre, tus hijos andan por mal camino, has caído en algún vicio, tu situación económica es desesperada.

¿Hay confusión? , quizá no sabes cómo salir adelante, y sientes que te agobian problemas que no logras resolver.

Pues bien, sabe que hay Alguien que puede ordenar tu caos, que puede aclarar tu confusión, a cuyo lado puedes comenzar de nuevo; sin importar qué tan caótico o confuso haya sido lo que has vivido hasta ahora. Él abre ante ti un nuevo principio.

 

“Evangelio”

La palabra significa 'Buena Noticia, Buena Nueva'.

En este tiempo tan saturado de malas noticias, en el que los periódicos y noticieros anuncian cuántos descabezados hubo hoy, cuántas bombas cayeron, a qué político le acaban de descubrir sus inexplicable ahorritos millonarios, a qué nuevos productos y servicios les pondrán precios todavía más inalcanzables, qué nueva guerra, tragedia, desastre natural azota algún punto del planeta , por no hablar de las malas noticias que no faltan en casa, surge poderosa una voz que afirma traer la Buena Noticia, una que no pasará de moda mañana que surja otra mejor porque no hay otra mejor; una que no puede dejar a nadie indiferente pues atañe a todo ser humano sobre la tierra; una como no ha habido otra ni la habrá en toda la historia de la humanidad: la Buena Noticia de Jesucristo.

 

“Jesucristo”

San Marcos añade a Jesús la palabra Cristo (término griego equivalente al hebreo “Mesías”) para dar a entender que Jesús es el Cristo, el Mesías, Aquel en el que se cumplen todas las maravillosas promesas divinas de amor y salvación que los profetas anunciaron durante siglos. Pero añade también algo más que aclara que este Mesías no es, como mucha gente esperaba, un salvador político para liberar al pueblo del yugo de un gobierno extranjero y opresor, sino infinitamente más y mejor:

 

“Hijo de Dios”

Dios ha respondido a la angustiosa súplica del profeta: “¡Ojalá rasgaras los cielos y bajaras!” (Is 63, 19b), que leíamos como Primera Lectura hace ocho días, y ha enviado a Su propio Amadísimo Hijo a compartir nuestra condición humana y a rescatarnos no de una esclavitud pasajera, sino de la esclavitud del pecado y de la muerte. Se ha hecho uno de nosotros para darnos la mano y acompañarnos en el camino de la vida.

Ello significa que quiso hacerse cercano para sostenerte cuando tropiezas, levantarte si caes, buscarte y devolverte al buen camino si te pierdes y en todo momento ser para ti Camino, Verdad y Vida.

 

¿Te das cuenta? En una sola frase ya san Marcos te anuncia algo espectacular, maravilloso, que puede cambiar tu vida ordinaria en algo extraordinario, que puede llenarla de paz, de luz, de renovada esperanza.

Pero claro, eso tan especial no se da así nada más, requiere de tu parte, ¿qué? disponibilidad, deseos de quitar lo que estorbe para abrirle tu corazón. Por eso en seguida cita San Marcos una frase del profeta Isaías en la que pide que preparemos el camino del Señor; ¿qué significa preparar el camino? Nos lo dice ahí mismo: “enderezar las sendas”. Por lo visto nos sabe algo, se ha dado cuenta de que nuestros caminos andan medio chuecos y urge componerlos.

Considera esto: si tuvieras urgencia de una medicina y vivieras en un lugar lejano al que sólo se puede llegar por un camino que tras una tormenta se llenó de baches y ramas caídas, ¿no harías lo posible por dejarlo transitable para que pudiera llegar más rápido quien te lleva el remedio? La respuesta es obvia, y da pie para dejar lo hipotético, volver la vista a la realidad concreta de tu vida de fe y preguntarte no ya lo que harías sino qué estás haciendo para dejar transitable el camino para Aquel que viene a traerte el verdadero remedio, lo que en verdad necesitas, lo indispensable para ti: Nuevo comienzo; Buena Nueva; promesas cumplidas, amor, incondicional y solidario, de tu Señor.

 

(Del libro de Alejandra María Sosa Elízaga “Como Él nos ama”, Col. ‘La Palabra ilumina tu vida’, ciclo B, Ediciones 72, México, p. 11, disponible en Amazon).

Publicado el domingo 10 de diciembre de 2023 en la pag web y de facebook de Ediciones 72