y los envió por delante...
a todas las ciudades y sitios a donde ÉL había de ir...'
(Lc 10,1)

Trabajar hoy en la viña

Alejandra María Sosa Elízaga*

Trabajar hoy en la viña

¿Cuántas cosas haces en tu vida sólo por obligación, pensando que si un día dejaran de ser obligatorias ya no las harías? Quizá muchas. Lo curioso es que si llegara ese día de aparente liberación, lo más probable es que descubrieras que querrías seguirlas realizando para que tu vida no se volviera un caos.

Y es que hay obligaciones cuyo sentido no es fastidiarte, sino asegurar que no te pierdas el beneficio que dan. Comprender esto permite pasar de cumplirlas a regañadientes a amarlas.

Esto aplica no sólo a labores de la vida diaria (tener que ir a la escuela, trabajar, realizar labores del hogar, obedecer ciertas reglas, etc.), sino también a lo que se relaciona con Dios.

Hay creyentes que sólo cumplen con lo que su fe les pide por obligación, pero Dios no quiere obligados, sino voluntarios.

Tomemos como ejemplo el Evangelio que se proclama este domingo en Misa (ver Mt 21, 28-32). En él Jesús nos cuenta de un hombre que les pide a sus dos hijos que vayan a trabajar ese día en la viña. Uno le dice que sí pero no va y otro le dice que no quiere ir pero se arrepiente y va.

Llama la atención que a pesar de que seguramente este señor tenía necesidad de que sus hijos le echaran una mano en la viña, no los obliga.

Cuando el primer hijo promete que va, su papá no se queda parado esperando, no le dice: 'a ver, quiero comprobar que de veras vayas, no me muevo de aquí hasta verte salir'; y cuando el segundo hijo afirma que no quiere ir, su papá no le replica: '¿cómo que no quieres ir, si no te estoy preguntando tus gustos, te lo estoy ordenando yo, que soy tu padre', ni saca un 'chicotito' para azotarlo por rebelde.

No obliga a sus hijos a hacer lo que les pide, pero seguramente se marcha triste; porque esperaba contar con ellos y hubiera querido que le hubieran obedecido.

Dios es como este papá. Nos pide -y anhela- que hagamos lo que nos pide, pero no nos fuerza a aceptar. Depende de nosotros decir sí o no, y por eso vale la pena analizar qué significa que, como los dos hijos del ejemplo, también estemos llamados a 'trabajar hoy en la viña'.

Analicemos estos tres conceptos.

1. ¿Qué se entiende por viña? Nuestro 'campo de acción': nuestro mundo, nuestro ambiente, ahí donde estamos todos los días, con la familia que nos tocó, con la gente que vemos en la colonia, el trabajo, el transporte, los sitios a los que vamos.

2. ¿Por qué 'hoy'? Porque ¡¡urge!! Vivimos en un mundo al que urge hablarle de Dios porque se empeña en olvidarlo. Y estamos rodeados de situaciones que requieren una respuesta que no puede esperar. Así como en un viñedo dejarlo todo para otro día puede causar que la cosecha se congele, se plague o se arruine, en nuestra vida hay cosas que no se pueden dejar para después: un conflicto que hay que arreglar, un aborto que hay que detener, un suicidio que hay que evitar, una ayuda que hay que ofrecer; un perdón que hay que pedir o dar. Hay que actuar hoy porque es el único día con que realmente contamos.

3. ¿Por qué se nos llama a 'trabajar'? Para que comprendamos que para laborar para el Señor necesitamos, como en cualquier chamba:

a) Que nos capaciten y nos den el equipo necesario: En este caso eso lo obtenemos al ir a Misa, conocer la Palabra de Dios, hacer oración, etc. medios a través de los que recibimos del Señor lo que nos hace falta para saber y poder cumplir nuestra labor de ir a trabajar en Su viña sembrando amor, justicia, verdad, paz.

b) Tener disciplina. Así como uno va a trabajar aunque no tenga ganas, debemos cumplir con lo que nos corresponde aunque nos dé flojera y nos sintamos tentados a posponerlo o suprimirlo.

c) Estar dispuestos a vencer obstáculos. Tener claro que habrá retos, que no todo será fácil, pero no asustarse o desanimarse sino tener la voluntad de enfrentarlos y superarlos con la ayuda del Señor.

Es interesante notar que Jesús estaba hablando a hombres que sentían que cumplían la voluntad de Dios pero en realidad no lo hacían (como el hijo que dijo 'voy' pero no fue), y les hizo ver que personas a las que consideraban muy pecadoras, y a quienes despreciaban, en realidad cumplían mejor que ellos la voluntad de Dios, pues al igual que ese hijo que al principio dijo 'no quiero' pero luego se arrepintió y fue, ellas también tuvieron un cambio de actitud.

Queda claro que no basta decir sí sin actuar en consecuencia y que si se ha dicho no, cabe siempre reconsiderar. ¿Para qué? Para darle a Dios la alegría que podemos imaginar sintió aquel hombre cuando vio venir a laborar en la viña al hijo que había dicho que no quería ir, y para descubrir que no hay nada más gozoso que trabajar hoy, no por obligación sino por convicción y amor, en la viña del Señor.

 

(Del libro de Alejandra María Sosa Elízaga “Caminar sobre las aguas”, Col. ‘La Palabra ilumina tu vida’, ciclo A, Ediciones 72, México, p. 152, disponible en Amazon).

Publicado el domingo 1° de octubre de 2023 en la pag web y de facebook de Ediciones 72