Sencillamente
Alejandra María Sosa Elízaga*
En una gigantesca empresa los ejecutivos fueron sometidos a una prueba para medir su estrés, y los resultados mostraron que la persona que ocupaba la dirección no tenía altos sus niveles de estrés, a diferencia de sus gerentes y ejecutivos quienes parecían candidatos a un inminente infarto.
Esto les llamó mucho la atención y se animaron a preguntarle al director cómo es que llevando sobre sus hombros todo el peso de tener que tomar decisiones que afectaban a miles y miles de empleados no vivía en una tensión tremenda e insoportable.
Les respondió serenamente: 'Es que todo ese peso no lo llevo yo sobre mis hombros, sería una locura, lo lleva Dios'.
Y explicó: 'Cada mañana dedico un tiempo a orar con mi agenda en la mano para ir encomendándole todo lo que enfrentaré: las juntas que tendré, las personas con las que me reuniré, las decisiones que habré de tomar. Cuando puedo ir también a Misa entre semana voy, o rezo un rato ante el Santísimo y siempre procuro leer la Palabra de Dios para hallar respuestas. Luego, a lo largo del día, en medio de mis ocupaciones, aunque tenga muchas, con frecuencia me dirijo hacia Él y le pido: 'ayúdame', o 'ilumíname', con la plena seguridad de que lo hará. Y al final de mi jornada siempre me doy otro tiempo para orar, repasando lo que hice, dándole gracias por todo y pidiéndole Su ayuda para lo que tenga que hacer al día siguiente. Y también pido que interceda por mí ante Él nuestra Madre, y diario rezo el Rosario. Así vivo con gran tranquilidad y siempre me voy a dormir plácidamente sabiendo que todo está en las mejores manos, las de Dios'.
Impresiona descubrir que una persona que ocupa un puesto tan alto tenga la sencillez de reconocer que por sí misma no puede nada, que todo lo que necesita para salir adelante le viene de Dios.
Me hizo recordar lo que dice Jesús en el Evangelio que se proclama este domingo en Misa: "¡Te doy gracias, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has escondido estas cosas a los sabios y entendidos y las has revelado a la gente sencilla!' (Mt 11, 25).
Es interesante hacer notar que Jesús no pone como opuesto de sabios y entendidos a ignorantes o tontos, sino a sencillos. ¿A qué se refiere el Señor?, ¿de quién se puede decir, hablando de su carácter, que es 'sencillo'?: De alguien que no se 'cree mucho', que no presume, y al que no le da pena reconocer sus errores o necesidades, pedir perdón o pedir ayuda.
Un buen ejemplo es esa persona antes mencionada, pues a pesar de su importante cargo y de sus innegables conocimientos no se 'creía mucho', sino que sabía reconocer que sin Dios no era nada, sabía buscarlo con toda naturalidad y fiarse de Él completamente.¿Cuál es el resultado de esto? Que no perdía la paz, que no iba por la vida como aquel famoso 'pípila', de la historia mexicana, arrastrándose bajo un peso agobiante, sino que sabía hacer lo que pide el Señor al final del texto de este Evangelio dominical: "Vengan a Mí todos los que están fatigados y agobiados por la carga, y Yo les daré alivio" (Mt 11, 28).
¡Ah, si respondiéramos a esta invitación qué distinta sería nuestra existencia! No viviríamos tensos, sumergidos en un torbellino de preocupaciones que nos arrastra, no andaríamos ‘depre’, no necesitaríamos calmantes ni terapias psicológicas, no buscaríamos el alivio en donde no está.
El problema es que nos falta el requisito indispensable para conseguir esto: la sencillez de corazón para dejar de complicarnos inventando pretextos y razones y tener, en cambio, la humildad de dejar al Señor al mando de nuestra vida.
Aquel director les confesó algo más a sus empleados: que aprendió a amar a Dios y a confiar en Él desde niño, pues cada noche antes de irse a dormir, su papá se arrodillaba, sencillamente, a rezar ante el crucifijo que había sobre su cama. Y al verlo pensaba: ¡qué grande es Dios, pues mi papá, que es tan importante, se hinca ante Él!, y ¡qué confianza le tiene, pues lo hace ¡en pijama!'
(Del libro de Alejandra María Sosa Elízaga “Caminar sobre las aguas”, Col. ‘La Palabra ilumina tu vida’, ciclo A, Ediciones 72, México, disponible en Amazon)