Si se te ponen los pelos de punta...
Alejandra María Sosa Elízaga*
La Segunda Lectura que se proclama este domingo en Misa (ver 1Cor 12,31-13,13), suele leerse en las bodas, pero se nota que los novios están más pendientes del fotógrafo que del lector, y los asistentes más interesados en ver qué trae puesto fulanita o si regresa a tiempo el atolondrado padrino que salió corriendo por las arras, que en atender lo que dice San Pablo, porque si en verdad escucharan sus palabras ¡se les pondrían a todos los pelos de punta!
Y lo mismo nos pasaría a nosotros si en lugar de pensar: 'ay, qué bonito les hablaba San Pablo a los Corintios', nos sintiéramos aludidos y reconociéramos que lo que les dijo a ellos nos lo dice ahora a nosotros para darnos un exigentísimo plan de vida que aterriza de forma concreta el único mandamiento que nos dejó Jesús: "Que se amen unos a otros como Yo los he amado" (Jn 15, 12).
Empieza San Pablo planteando que uno podría hacer cosas verdaderamente 'apantalladoras' y da algunos ejemplos: hablar como los ángeles; tener el don de profecía; conocerlo todo; tener tanta fe como para mover montañas; repartir todo lo que uno tiene e incluso dejarse quemar vivo, pero en seguida añade que ninguna de esas cosas sirve si uno no tiene caridad, es decir, amor que se pone en práctica, amor que se demuestra en acciones. ¡Zas! Está diciendo que nada, absolutamente nada de lo que hagas sirve de algo si no tienes amor. Ni ser excelente orador, ni gran sabio, ni creyente ni mártir ni héroe. ¡En la torre! Por lo visto eso de tener amor es lo más importante que existe, mejor dicho, lo único importante, así que más vale tener una idea bien clara de lo que esto significa. ¿Qué es el amor?
Mucha gente cree que el amor es un sentimiento, una emoción que te hace 'sentir mariposas en el estómago' al ver a la persona amada. Pero el amor no es emoción ni sentimiento, es una actitud que adoptas voluntariamente; eliges amar aunque al ver a la otra persona sientas mariposas ¡en el hígado!
Si hubiera que dar una definición de lo que es el amor, podría decirse que es buscar el bien verdadero para la otra persona y hacer lo posible para lograrlo. Buscar y procurar su bien. Y ojo, el bien de la otra persona no necesariamente es lo que mejor te conviene a ti, lo que menos flojera te da, lo que te más gusta. Puede ser algo latoso, complicado, que pida mucho de ti, más de lo que quizá estarías dispuesto a dar, especialmente cuando se trata de amar a quien no te cae bien, a quien te choca, incluso a quien te ha hecho un mal. Jesús pide que amemos a nuestros enemigos, que hagamos el bien a quien nos odie (ver Lc 6, 27). ¿Cómo podemos lograrlo? San Pablo nos lo dice. Nos hace el favor de darnos toda una lista de maneras de ejercer el amor para que podamos tomarla como plan de vida, para que podamos usarla como guía a la hora de relacionarnos con los demás.
Dice San Pablo: "El amor es comprensivo, es servicial y no tiene envidia; no es presumido ni se envanece; no es grosero ni egoísta; no se irrita ni guarda rencor; no se alegra con la injusticia, sino que goza con la verdad. El amor disculpa sin límites, confía sin límites, espera sin límites, soporta sin límites." (1Cor 13, 4-7).
Solemos tomar todas estas características como un ideal que sería muy bonito alcanzar pero que nos parece imposible, pero está mucho más al alcance de nuestras posibilidades de lo que imaginamos: cada vez que comprendes a alguien en lugar de juzgarlo, estás amando; cada vez que haces un favor, estás amando; cada vez que eres capaz de alegrarte con algo bueno que le pasa a otro, estás amando; cada vez que callas una palabra hiriente; cada vez que piensas en el bienestar de alguien antes que en el tuyo propio; cada vez que eres capaz de perdonar, estás amando.
¿Te das cuenta? En tu vida cotidiana está presente el amor más de lo que pensabas; lo que el Señor pide de ti es que no te limites a amar a tu círculo de familiares y amigos, sino que hagas del amor una forma de vida, una manera de ver el mundo y de relacionarte con todas las personas que crucen tu camino, incluidos los sangrones, los malos, los difíciles.
Dice San Juan de la Cruz que "al final de la vida serás examinado en el amor."¿La idea te pone los pelos de punta? entonces pídele ayuda a Aquel que sabe todo acerca del amor y que está más que dispuesto a ayudarte desde ahora a obtener una excelente calificación...
(Del libro de Alejandra María Sosa Elízaga “Vida desde la Fe”, Col. ‘Fe y Vida’, vol. 1, Ediciones 72, México, p. 86, disponible en Amazon).