y los envió por delante...
a todas las ciudades y sitios a donde ÉL había de ir...'
(Lc 10,1)

Rebaño

Alejandra María Sosa Elízaga*

Rebaño

¿Qué imagen viene a tu mente con la palabra 'gato'? Probablemente la de uno de ellos caminando por una barda o enroscado durmiendo al sol en algún tejado. De seguro lo visualizarás solo, pues es un animal bastante independiente.

En cambio si piensas en 'oveja' lo más probable es que imagines un rebaño, pues por lo general las ovejas 'no se hallan' (en el sentido literal y popular del término) en solitario.

Es que mientras el gato parece arreglárselas muy bien por sí mismo, las ovejas necesitan forzosamente de un pastor que las cuide, las lleve a pastar, les dé de beber, las levante si caen bajo el peso de la lana, y las libre de todo peligro.

Y algo más: el gato tiene un extraordinario sentido de orientación que le permite volver cada día al sitio donde lo alimentan, por más que se haya alejado mucho en sus andanzas nocturnas, (recuerdo el caso de un señor que quiso deshacerse de su gato, lo llevó en el auto y lo dejó en una colonia lejana, pero cuando habló a su casa para avisar que iba para allá, su esposa le dijo: 'ya regresó el gato'. Al día siguiente lo llevó todavía más lejos, pero cuando habló a su casa, de nuevo le dijeron: 'ya regresó el gato'. Por último lo llevó al otro extremo de la ciudad y luego de dar vueltas y más vueltas para desorientarlo, lo dejó. Entonces llamó a su casa y preguntó: ¿ya regresó el gato? -Sí, le dijo su esposa. -Pues pásamelo para que me diga cómo regreso yo, ¡que ya me perdí!).

Por el contrario, si la oveja se aventura sola después ya no sabe regresar, y puede seguir y seguir hasta desplomarse agotada y sucumbir, si antes no es atacada por depredadores que suelen merodear donde hay rebaños.

¿A qué viene esta extraña comparación entre gatos y ovejas? A una duda que surgió en un grupo de Biblia: ¿por qué Dios suele referirse a Su pueblo comparándolo con ovejas y no con otros animales? Quizá porque a diferencia de otros animales, como el gato arriba mencionado, y muchos otros, las ovejas comparten con nosotros esa característica antes citada: que requieren de un pastor para sobrevivir.

Dice el salmista: "El Señor es mi Pastor, nada me falta" (Sal 23,1).

Cabría anteponerle un 'si': 'Si el Señor es mi Pastor, nada me falta', puedo tener la seguridad de que Él velará por mí, no permitirá que me falte el sustento, ni que me canse por encima de mis fuerzas, ni que me pierda pues Él me cuida y me rescata.

Pero ¡ay de mí sin mi Pastor!, entonces sí que puedo extraviarme y perecer. A lo largo de la Sagrada Escritura descubrimos que el Señor nos considera Sus ovejas, y nunca nos abandona.

En el Evangelio que se proclama este domingo en Misa (ver Mc 6, 30-34) se nos cuenta que cuando regresaron de la misión a la que Jesús los envió, los discípulos querían platicarle cómo les fue, pero había tanta gente que no tenían tiempo ni para comer, por lo que Él les propuso ir a un lugar tranquilo para que descansaran. Fueron en barca, pero al llegar, ¡oh, sorpresa!, las multitudes se les habían adelantado y ¡ya los estaban esperando! Imaginamos que los discípulos han de haber querido irse más rápido que pronto a otro lado, pero no Jesús. Dice el Evangelio que Él se compadeció de esas personas "porque andaban como ovejas sin pastor, y se puso a enseñarles muchas cosas" (Mc 6, 30-34).

Aquel que se describió a Sí mismo como el Buen Pastor sabía que sin una guía, las ovejas corren siempre el riesgo de desvalagarse y morir; por ello, aunque seguramente tenía hambre y cansancio y ganas de disfrutar de un rato en paz con Sus discípulos, se puso a compartir con esas gentes Su Palabra para iluminar sus corazones y alumbrar sus pasos.

Queda claro que para el Señor es muy importante pastorearnos y, sobra decirlo, que nos dejemos pastorear por Él, ¿por qué? porque si vamos por la vida como ovejas sin pastor nos arriesgamos a ser engañados (pues hoy abundan los lobos disfrazados de 'pastores' que embaucan a las ovejas con falsas enseñanzas y promesas); a sufrir de inanición (pues sólo en la mesa del Señor se recibe a Aquel que puede saciarnos verdaderamente), a descarriarnos (por seguir caminos engañosos que terminan en abismos), a extenuar inútilmente nuestras fuerzas (pues sólo en el Señor hallamos sentido a la existencia), y a morir de agobio, desamparo y desesperanza.

A diferencia del mundo, que alienta el individualismo, que cada uno tenga 'su' propia verdad, que vaya por su cuenta por el camino que se le ocurra, que no acepte ninguna autoridad ni guía y siga una 'religión de cafetería' en la que elija lo que se le antoje y deseche lo que le parezca indigerible, este domingo la Palabra nos invita a alegrarnos por tener Quien nos conduzca, nos alimente, nos dé reposo y protección.

Nos invita a gozarnos de sabernos y ser amados miembros del rebaño del Señor.

 

(Del libro de Alejandra Ma Sosa E "Como Él nos ama", Colección: 'La Palabra ilumina tu vida', ciclo B, Ediciones 72, México, p. 107, disponible en Amazon)

Publicado el domingo 18 de julio de 2021 en la pag web y de facebook de Ediciones 72