y los envió por delante...
a todas las ciudades y sitios a donde ÉL había de ir...'
(Lc 10,1)

Velas de la Divina Providencia ¿devoción o superstición?

Alejandra María Sosa Elízaga**

Velas de la Divina Providencia ¿devoción o superstición?

En estos días de fin de año, es muy común ver afuera de las iglesias puestos donde se puede adquirir una caja que contiene doce velas, sean blancas o de colores, largas y delgadas o tipo veladora, y que incluye también un pequeño candelerito o vaso, y una estampita que trae una oración.

Son las llamadas velas ‘de la Divina Providencia’, y la gente acostumbra llevarlas a bendecir, y luego encender una cada día primero del mes, encomendándose a Dios.

¿Se trata de una devoción o de una superstición?

Todo depende.

Puede ser una bella devoción si se cumplen estas dos condiciones:

  1. Se enciende la vela con la sola intención de expresar que el Señor es nuestra luz, y que a diferencia de esa pequeña velita que nos ilumina sólo momentáneamente, queremos que la luz del Señor brille siempre en nuestro corazón.

  2. Se hace oración, de preferencia en familia, con intención de encomendarse a la Divina Providencia, es decir, ponerse en manos de Dios, para confiarle la propia vida, aceptando de antemano que en todo se cumpla Su voluntad que es siempre santa, sabia y buena.

En cambio, se trata de una superstición, cuando se toma el encendido de las velas y el rezo de la estampita como ritual mágico que asegura que a quien lo realiza le vaya bien.

Es muy delgadita la línea que separa la devoción de la superstición, por lo que hay que tener mucho cuidado de no caer en el error, y en el pecado, de creer que algo que podamos decir o realizar puede manipular a Dios y obligarlo a hacernos un favor.

Él sabe mejor que nosotros lo que nos conviene, y como nos ama, nos concede sólo lo que será para nuestro bien, así que lo más sabio que podemos hacer es confiar enteramente en Él.

          Otro uso de las velas de la Divina Providencia

También puedes aprovecharlas para hacer algo especial en tu cena de fin de año.

Sigue estas sugerencias:

  1. Consigue doce hojas de papel y en cada una anota el nombre de un mes del año.
  2. Pide a quienes van a participar en la cena, que te digan algo, sucedido este año, por lo que quieran agradecer a Dios. 
    No sólo cumpleaños o aniversarios, sino incluso situaciones difíciles que lograron superar con la gracia de Dios. Anota cada hecho en la hoja del mes correspondiente.
  3. Coloca las doce velas apagadas como adorno de centro en la mesa donde cenarán.
  4. Antes de cenar, reúnanse alrededor de la mesa, haz una breve oración para expresar que desean agradecer a la Divina Providencia el año que termina.
  5. Enciende una vela, agradece a Dios lo sucedido en enero, y lee lo que está anotado en la hojita de enero. Si alguien quiere añadir algo que recordó, puede hacerlo.
  6. Luego se van encendiendo las siguientes velas y con cada una se va agradeciendo lo sucedido en febrero, marzo, y demás meses del año.
  7. Si hay meses en los que no se anotó nada, igual se agradece a Dios por la salud, la familia, los amigos, las bendiciones en general. 
    Ahora que estamos en el Jubileo Extraordinario de la Misericordia, podemos agradecer a Dios por Su misericordia.
  8. Deja encendidas las velas mientras los asistentes cenan. Su luz es un bello recordatorio de que en el año que termina nunca les faltó la Providencia Divina.
Publicado en "Desde la Fe", Semanario de la Arquidiócesis de México, 27 dic 15, p.2