y los envió por delante...
a todas las ciudades y sitios a donde ÉL había de ir...'
(Lc 10,1)

Heroica misión

Alejandra María Sosa Elízaga*

Heroica misión

Probablemente nos enteramos de que hay Misa por las campanadas de una iglesia.

Ellos en cambio suelen avisarse unos a otros en secreto, esperando que no lo descubran sus perseguidores.

A nosotros suele tomarnos unos minutos llegar a la iglesia más cercana.

A ellos puede tomarles días, semanas, lo que tarden en llegar a otra ciudad, a otro país...

Nosotros tenemos templos con bellas imágenes y puede ser que hasta murales en la bóveda.

Los de ellos quedaron sin techo, están cuarteados, quemados, destruidos.

Estamos acostumbrados a escuchar tronidos, los de los cohetes que se lanzan durante las fiestas patronales.

Ellos también están acostumbrados a escuchar tronidos, los de las bombas que terroristas suicidas detonan en las iglesias, hiriendo y matando a los feligreses.

Nosotros en Misa vemos personas que pudiendo comulgar, no lo hacen, no valoran lo que se pierden.

Ellos en cambio, que pasan días, semanas, meses, sin la Eucaristía, mueren por recibirla.

¿Quiénes son ellos?

Los cristianos perseguidos por su fe, que viven principalmente en Asia, en Medio Oriente, en África, en países donde portar una cruz, tener una Biblia, hablar de Jesús, se paga con la vida.

Hace un par de semanas tuvo lugar en el DF un importante evento organizado por la Fundación de la Santa Sede ‘Ayuda a la Iglesia que sufre’, y fueron desgarradores los testimonios de religiosas y sacerdotes que viven en lugares donde todos los días hay tiroteos, bombazos, cristianos desaparecidos, torturados, asesinados.

Hoy que aguardaba a que iniciara la Misa, contemplaba las velas encendidas, los hermosos arreglos florales, disfrutaba del silencio y la paz, y pensaba con tristeza en dos casos opuestos: el de quienes buscan el menor pretexto para no ir a Misa (que llueve, que hace frío, hay partido, vendrán visitas, hay que bañar al perro, ir de compras...), y el de miles y miles de católicos perseguidos, que anhelan con toda el alma que haya Misa, pero sus parroquias han sido destruidas, sus sacerdotes asesinados, y ellos, aterrorizados, han tenido que huir con lo puesto, pasar días enteros sin hallar refugio seguro, sin probar bocado, y aun así, están dispuestos a soportar lo que sea por practicar y defender su fe, y sufren más por no tener la Eucaristía, que por arriesgar su vida.

Ellos requieren urgentemente la ayuda de toda la Iglesia, y la reciben, a través de las misiones.

¿Cómo podemos nosotros ayudar, participar?

Podemos rezar fervorosamente por ellos, ofrecer sacrificios por ellos, y apoyarlos económicamente.

Este domingo, llamado ‘DOMUND’, Domingo Mundial de las Misiones, se destinará todo lo que se recabe en la colecta de las Misas, a socorrer a los misioneros.

Que no sólo ahora, sino siempre, puedan contar con nuestra generosa aportación para apoyar su heroica misión.

Conoce y apoya la extraordinaria labor que realiza ‘Ayuda a la Iglesia que Sufre’, en: http://www.ayudaalaiglesiaquesufre.mx/

Publicado en "Desde la Fe", Semanario de la Arquidiócesis de México, dom 18 de octubre 2015, p. 2