y los envió por delante...
a todas las ciudades y sitios a donde ÉL había de ir...'
(Lc 10,1)

Sólo para televidentes

Alejandra María Sosa Elízaga**

Sólo para televidentes

La semana pasada concluyó esta columna (puedes leerla en: bit.ly/N4jDSf) con una pregunta: ¿cómo aprovechar lo bueno de la TV y evitar lo malo?

He aquí nueve propuestas:

  1. Si preguntas a padres de familia si dejarían a su hijo al cuidado de una maestra que le enseñara a ser agresivo, decir palabrotas, emborracharse, drogarse, correr en el auto, tener todo tipo de relaciones sexuales y herir o matar al que le caiga mal, dirían horrorizados que no, pero eso es lo que hacen dejando a su hijo al “cuidado” de la televisión: lo sientan frente a ella y se desentienden de él durante horas, satisfechos de tenerlo calladito y quieto. No se debe dejar que niños y adolescentes vean lo que sea en TV: pueden habituarse a considerar que lo malo es “normal” o incluso ¡bueno!
  2. No conviene que niños y adolescentes tengan TV en su cuarto y se encierren a verla; debe estar en un área común, donde un adulto pueda supervisar lo que están viendo.
  3. Quien al llegar a casa prende la TV por inercia, termina viéndola horas sin hacer otra cosa. Que lo primero sea charlar, convivir en familia; realizar una actividad (jugar algo o practicar un deporte); dedicar tiempo a orar; leer un buen libro; hacer algo creativo, y sólo si después de todo ello queda tiempo, ver TV.
  4. Quien cambia canales “a ver qué hay”, puede toparse con escenas violentas, nauseabundas, terroríficas, o pornográficas, que se le quedarán grabadas y le harán daño. Sólo hay que ver la TV cuando y donde se sabe que pasan algo positivo.
  5. La TV propicia que quien la ve no haga ejercicio, coma de más, y pierda tiempo mirando el talento de otros en lugar de desarrollar el propio. Con la TV menos es más.
  6. Antes de ver algo en TV preguntarse: ¿valdrá la pena verlo?, ¿qué sembrará en mí?
  7. Al ver algo en TV preguntarse: ¿me daría pena invitar a Jesús y a María a ver esto?, ¿es inmoral?, ¿hace burla de alguien?, ¿propone algo contrario a mis principios? Si se responde sí, apagarlo.
  8. Después de ver TV: reflexionar y comentar qué valores se exaltaban, con qué fin; si inducía a aprobar a un personaje que hacía mal; si lo que se planteaba es compatible con nuestra fe.
  9. Aunque la TV está presente en muchos hogares, no hay que considerarla “como de la familia”, sino más bien como una “visita” que padece graves altibajos de carácter, y a la que, como no se sabe cómo reaccionará, hay que tratarla con muuucha cautela...
*Publicado en "Desde la Fe", Semanario de la Arquidiócesis de México, el domingo 12 de agosto de 2012, vol. XVI, n. 807, p.6.
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