y los envió por delante...
a todas las ciudades y sitios a donde ÉL había de ir...'
(Lc 10,1)

4 virtudes para este Adviento: la fe (primera de 4 partes)

Alejandra María Sosa Elízaga*

4 virtudes para este Adviento: la fe  (primera de 4 partes)

Una persona muy cercana a mí me dijo que ‘ya no tiene fe en Dios’. ¿Qué le digo?, me preguntó una amiga. Le respondí: pídele que te explique por qué.

Poco tiempo después me compartió su respuesta. La persona le dijo que rezó mucho por un ser querido, pidiendo que no se enfermara de covid. Pero éste se enfermó. Pidió que no se pusiera grave, y se puso grave, y pidió que no se muriera, y se murió. Entonces sacó esta conclusión, que cito literal: ‘una de tres: o Dios no es Todopoderoso y por eso no pudo hacer nada por quien le pedí, o no es Bueno, y por eso dejó que se enfermara y muriera, o no le importo yo ni lo que yo le pido, pues si le importara no me hubiera quitado a mi ser querido.’

Como tal vez alguien más piense como esta persona, vale la pena intentar dar una respuesta.

Empezó diciendo que ya no tenía fe, así que lo primero sería preguntar: ¿qué es la fe?

Hay quien tiene la idea de que la fe consiste solamente en pensar que Dios existe, pero eso es quedarse a nivel intelectual. Hay que dar un paso más, y no sólo creer en Dios, sino creerle a Dios. ¿Qué significa esto? Que no basta aceptar que existe, hay que aceptar también Su voluntad.

Dice san Pablo que lo que no es fe, es pecado (ver Rom 14, 23). Ello permite deducir una definición muy clara de fe y de pecado. Como el pecado es decirle no a Dios, la fe es decirle sí.

Nos movemos siempre entre ambas posibilidades: decirle no, rechazar lo que hace, criticar y quejarnos de lo que permite en nuestra vida y cerrarnos a lo que nos propone en Su Palabra, o decirle sí, y aceptar lo que hace, lo que permite en nuestra vida, lo que nos propone en Su Palabra.

El mundo, con sus malos ejemplos e influencia, nuestra propia naturaleza pecadora y el demonio nos animan a decirle no.

Para decirle sí contamos con la gracia divina (ahí tenemos el ejemplo de María, la llena de gracia que dio y sostuvo toda su vida el ‘sí’ que dio a Dios), y hemos de tener en cuenta algo que resulta de gran ayuda para aceptar Su voluntad: que, como dice en la Biblia, Sus pensamientos están muy por encima de los nuestros, Sus planes muy por encima de los nuestros.

Mucha gente dice tener fe en Dios, pero en realidad cree en un Dios hecho a su medida, al que pretende tener a su servicio como una especie de ‘genio de la lámpara’ que le conceda lo que le pida. Y si acaso le ‘falla’, se decepciona terriblemente y ‘pierde’ la fe.

La persona mencionada al inicio dudaba que Dios fuera Todopoderoso o Bueno, pues no evitó que su ser querido enfermara y muriera. Su razonamiento indica que piensa que enfermar y morir es lo peor que puede pasar, y que si Dios no lo impide, es por débil o malo. No le cabe en la cabeza que Dios, en Su infinita sabiduría y en Su amor por ese ser querido, decidió que llegó su mejor momento de emprender su camino al Cielo.

Se queja de que Dios ‘se lo quitó’, como si hubiera sido suyo. Pero nuestros seres queridos no son de nuestra propiedad. No podemos exigir que no se mueran porque los necesitamos a nuestro lado. Por encima de nuestra conveniencia, Dios toma en cuenta la de quien llama a Su presencia. Le duele nuestro dolor, y nos consuela, pero no deja que nada se interponga para hacer o permitir lo que considera mejor.

No nos toca cuestionar a Dios, no entenderíamos si nos respondiera. Nos toca confiar en Él, en que interviene siempre para bien y aunque nosotros no entendamos por qué permite algo, lo sabe Él, y eso basta.

Inició Adviento, 4 semanas para disponernos a celebrar al Dios Todopoderoso y Bueno, que nos ama tanto que vino a compartir nuestra condición humana para que el pecado y la muerte, lo que nos hace sufrir, no tengan la última palabra.

Al encender la primera vela de la corona de Adviento recordemos que el Papa Benedicto XVI decía que una vela no alumbra lejos, sólo lo suficiente para poder caminar. Así es la fe. Nos alumbra lo suficiente para caminar por la vida, paso a paso, no con tanta luz para que todo lo podamos comprender y captar; sino con la necesaria para lograr avanzar.

Publicado el domingo 29 de noviembre de 2020 en la revista digital 'Desde la Fe', Semanario de la Arquidiócesis de México, y en las pags web y de facebook de Ediciones 72