y los envió por delante...
a todas las ciudades y sitios a donde ÉL había de ir...'
(Lc 10,1)

Me conformo

Alejandra María Sosa Elízaga**

Me conformo

Podía pensar que había hecho mucho, comparado con lo que hacían otros, y que eso era suficiente, pero Dios no lo consideró así.

 En la Primera Lectura que se proclama este domingo en Misa (ver Is 49, 3.5-6) vemos que el Señor le dice a Su servidor:

 “Es poco que seas Mi siervo sólo para restablecer a las tribus de Jacob y reunir a los sobrevivientes de Israel; te voy a convertir en luz de las naciones, para que Mi salvación llegue hasta los últimos rincones de la tierra” (Is 49. 6).

 Es poco.

 Dos palabras que nos desconciertan cuando descubrimos que lo que Dios nos ha dado o pedido no es nada comparado con lo que todavía nos dará o pedirá; o cuando consideramos que lo que hicimos para darle gusto es bastante, y resulta que aunque desde luego Él lo aprecia y lo valora, espera de nosotros ¡todavía mucho más!

 Y solemos vivir en un constante estira y afloja, nosotros tratando de realizar lo mínimo posible, y Dios animándonos una y otra vez a superar nuestros límites.

 Es que ¡nos conformamos con poco!

 Decimos: ‘me conformo con ir a Misa el domingo, ya sería mucho ir entre semana’; ‘me conformo con rezar un Padrenuestro, ya sería mucho dedicar más tiempo a la oración’; ‘me conformo con oír la Palabra de Dios en Misa, ya sería mucho leer la Biblia en casa’; ‘me conformo con dar limosna, ya sería mucho involucrarme personalmente en asistir a algún necesitado’; ‘me conformo con que mis hijos vayan a Misa, ya sería mucho hacer el esfuerzo de ayudarles a entenderla’; ‘me conformo con celebrar ceremonias, ya sería mucho organizar actividades pastorales’; ‘me conformo con tener fe, ya sería mucho ocuparme de la fe de otros’;‘me conformo con ser católico, ya sería mucho ser practicante’.

 ¡Ay, nos la pasamos diciendo: ‘me conformo’, y Dios se la pasa respondiéndonos: ‘es poco’!

 Pidámosle Su ayuda para dejar de conformarnos, en el sentido de contentarnos con el mínimo posible, y empezar a conformarnos, en el sentido de amoldarnos a Su voluntad; y que no nos permita olvidar que Él, que nos lo ha dado todo, de nosotros lo espera todo.

* *Publicado el 19 de enero de 2014 en 'Desde la Fe', Semanario de la Arquidiócesis de México (www.desdelafe.mx) y en la pag. del Sistema Informativo de la Arquidiócesis de México (www.siame.com.mx). Regálate o regala el nuevo libro de esta autora ('¿Qué hacen los que hacen oración?'). Conoce sus libros y cursos de Biblia gratuitos, y su ingenioso juego de mesa 'Cambalacho' aquí en www.ediciones72.com